Estuve
viendo una obra fotográfica sumamente interesante de un artista y fotógrafo
chino, Liu Bolin, cuyo trabajo consiste en ocultarse a simple vista. A través
de distintas técnicas de pintura se mimetiza él y a otras personas con el
entorno, hasta que se pierden en el paisaje. Algo extraordinario que quiero
mostrárselo porque está fantástico por el grado de detalle y excelencia que ha
alcanzado.
Por
estos días está exponiendo en Venezuela y ya ha creado todo un revuelo allí
porque sobre los cuerpos de 20 voluntarios pintó billetes, como una forma de
criticar la inflación que existe en ese país.
Lo
que busca Bolin es lisa y llanamente demostrar que se puede volver invisible a
la vista. A través de ella expresa su rebelión contra el sistema.
Perteneciente
a la generación de los primeros años de la década de los noventas, una época en
la cual China emergía de una revolución cultural y comenzaba a disfrutar de un
rápido crecimiento económico y una estabilidad política relativa, Bolin trabaja
en cada fotografía por periodos de hasta 10 horas, asegurando que el efecto sea
el correcto. En ocasiones la gente no se da cuenta que el talentoso artista se
encuentra ahí hasta que decide moverse.