domingo, 27 de enero de 2013

Parque Chas, un mundo de historias extravagantes


La responsabilidad de todo es de Alejandro Dolina. Tal vez de Tomás Eloy Martínez. Del guionista Ricardo Barreiro y el dibujante Eduardo Risso o de Jorge Luis Borges. También hizo lo suyo el poeta barrial Luis Luchi, o por qué no del escritor Hernán Torrado.

Asimismo pudo haber sido el novelista y director de cine Eduardo Mignona; seguramente Guillermo Barrantes y Víctor Coviello; las miles de personas que residen en Parque Chas o quizá nadie.

Lo cierto es que distintas crónicas porteñas ubican al barrio como un laberinto urbano en dónde todo puede pasar, como bien dicen: un Triángulo de las Bermudas en Buenos Aires.
Las historias proliferan y trascienden de boca en boca en tiempo y espacio. Ellas hablan de personas que entraron y nunca pudieron salir. De taxis que se pierden y se encuentran a sí mismos en el recorrido. De un colectivo que lleva a los incautos pasajeros al Infierno. De una esquina imposible donde a medianoche se abre un portal hacia otra dimensión. De expediciones de extranjeros que nunca pudieron dar vuelta a una manzana muy misteriosa. Calles circulares que no llevan a ninguna parte, de una ventana que está prohibida abrir. Un monstruo escondido en las cloacas, e inclusive de una extensión secreta de una línea de subterráneos ordenada por Perón. De todo esto y mucho más son responsables todos ellos.
Parque Chas está plagado de historias insólitas y a su vez es un enigma en sí mismo. Y por eso me gusta.

Estos días estuve releyendo “Perdidos en Parque Chas”, no la historia escrita por Alejandro Dolina en sus “Crónicas del Ángel Gris”, sino el relato que hacen Barrantes y Coviello en “Buenos Aires es Leyenda 2” acerca de las intrigas más sobresalientes de ese barrio, donde es fácil entrar pero también es muy fácil extraviarse al llegar a una esquina. Y me acordé de la cantidad de veces que habré transitado a pie por esas calles. Por lo menos desde los 9 hasta los 20 años seguro, sino es más. Dos amigas mías vivían y viven allí. Y debo reconocerlo: nunca, nunca, pero nunca me perdí.

¿Será porque yo era casi como del barrio? Es cierto, prácticamente día por medio estaba instalada en la casa de alguna de ellas. ¿Será por esa razón que Parque Chas me permitía entrar y salir como si fuera una habitante más del lugar?


martes, 22 de enero de 2013

Dime dónde resides y te diré la leyenda con la que convives


Después de la decepción que me llevé con la trilogía de Cincuenta Sombras de Grey, comencé a releer otra serie, la de Buenos Aires es Leyenda, donde volví a sumergirme y divertirme en los mitos urbanos de la ciudad donde nací y que bien relatan Guillermo Barrantes y Víctor Coviello en los cinco libros. No tienen desperdicio.
Estas historias que descubrí una tarde por casualidad revolviendo una librería, me sirvieron para mucho más que entretenerme y conocer los personajes ocultos de una ciudad misteriosa. Me ensañaron detalles de distintos barrios porteños, a interiorizarme por la historia, a buscar en los libros y en las viejas ediciones de diarios por internet con el fin de ampliar la información de cada zona, más allá de los relatos en sí.


sábado, 19 de enero de 2013

Cincuenta sombras de pura fantasía marketinera


Que el sexo está de moda no es ninguna novedad, que la literatura erótica para mujeres fue lo más promocionado durante 2012, tampoco. Sabiendo esto no sé bien por qué terminé siendo convencida que podría resultar interesante la trilogía de Cincuenta Sombras (Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas)

Lo admito, me dejé llevar por el marketing que giró durante todo el año pasado en torno a la historia de Christian Grey y Anastasia Steele. Porque fueron los más vendidos; que la autora fue declarada como una de las 100 personas más influyentes del mundo; que los libros tenían atrapadas a las mujeres entre 20 y 40 años sin poder dejar de leer. Lo tendría que haber visto venir, pura publicidad y cero contenido.