La responsabilidad de todo
es de Alejandro Dolina. Tal vez de Tomás Eloy Martínez. Del guionista Ricardo
Barreiro y el dibujante Eduardo Risso o de Jorge Luis Borges. También hizo lo
suyo el poeta barrial Luis Luchi, o por qué no del escritor Hernán Torrado.
Asimismo pudo haber sido el
novelista y director de cine Eduardo Mignona; seguramente Guillermo Barrantes y
Víctor Coviello; las miles de personas que residen en Parque Chas o quizá nadie.
Lo cierto es que distintas
crónicas porteñas ubican al barrio como un laberinto urbano en dónde todo puede
pasar, como bien dicen: un Triángulo de las Bermudas en Buenos Aires.
Las historias proliferan y
trascienden de boca en boca en tiempo y espacio. Ellas hablan de personas que
entraron y nunca pudieron salir. De taxis que se pierden y se encuentran a sí
mismos en el recorrido. De un colectivo que lleva a los incautos pasajeros al Infierno.
De una esquina imposible donde a medianoche se abre un portal hacia otra
dimensión. De expediciones de extranjeros que nunca pudieron dar vuelta a una
manzana muy misteriosa. Calles circulares que no llevan a ninguna parte, de una
ventana que está prohibida abrir. Un monstruo escondido en las cloacas, e
inclusive de una extensión secreta de una línea de subterráneos ordenada por
Perón. De todo esto y mucho más son responsables todos ellos.
Parque Chas está plagado de
historias insólitas y a su vez es un enigma en sí mismo. Y por eso me gusta.
Estos días estuve releyendo
“Perdidos en Parque Chas”, no la historia escrita por Alejandro Dolina en sus
“Crónicas del Ángel Gris”, sino el relato que hacen Barrantes y Coviello en
“Buenos Aires es Leyenda 2” acerca de las intrigas más sobresalientes de ese
barrio, donde es fácil entrar pero también es muy fácil extraviarse al llegar a
una esquina. Y me acordé de la cantidad de veces que habré transitado a pie por
esas calles. Por lo menos desde los 9 hasta los 20 años seguro, sino es más. Dos
amigas mías vivían y viven allí. Y debo reconocerlo: nunca, nunca, pero nunca
me perdí.
¿Será porque yo era casi
como del barrio? Es cierto, prácticamente día por medio estaba instalada en la
casa de alguna de ellas. ¿Será por esa razón que Parque Chas me permitía entrar
y salir como si fuera una habitante más del lugar?