Que el sexo está de moda no
es ninguna novedad, que la literatura erótica para mujeres fue lo más
promocionado durante 2012, tampoco. Sabiendo esto no sé bien por qué terminé
siendo convencida que podría resultar interesante la trilogía de Cincuenta
Sombras (Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta
sombras liberadas)
Lo admito, me
dejé llevar por el marketing que giró durante todo el año pasado en torno a la
historia de Christian Grey y Anastasia Steele. Porque fueron los más vendidos;
que la autora fue declarada como una de las 100 personas más influyentes del
mundo; que los libros tenían atrapadas a las mujeres entre 20 y 40 años sin
poder dejar de leer. Lo tendría que haber visto venir, pura publicidad y cero
contenido.
Me llamó la
atención aquello de una historia diferente, donde el erotismo se combina con
“otras prácticas sexuales a las que las
lectoras no estábamos acostumbradas hasta ahora a encontrar en los libros”. Al
igual que millones de compradoras me dejé convencer por el slogan: “la novela
erótica que ha revolucionado a las mujeres de Estados Unidos”. Y han tenido
tanto éxito que ya trabajan en la versión cinematográfica, mientras se imprimen
cientos de nuevos títulos del mismo género aprovechando el boom de ventas que
“calienta” a las mujeres.
Los compré y me encontré con
una literatura pasatista. Está bien, tenía en claro que tampoco iba a leer un premio
literario, ni mucho menos. Pero no esperaba encontrarme con una narrativa
lineal, carente de recursos y que no desafían al lector en ninguna forma. Ni siquiera
los personajes resultan gran cosa.
La historia es básicamente
la misma que he leído y visto en las telenovelas miles de veces y que
sinceramente ya me tiene bastante cansada. La clásica mosquita muerta por la
que nadie da ni dos pesos, insegura, inexperta y sobre todo buena. Sólo faltó
que fuera muy pobre y sin educación, pero supongo que eso ya hubiera sido demasiado.
La chica que
se esconde del mundo, por las coincidencias de la vida, es descubierta por un
multimillonario que se enamora y descubre el potencial de esa “piedra preciosa
en bruto”; y que a fuerza de mucho
dinero y sexo la convierte en una mujer hermosa, inteligente, segura de sí
misma y deseada por todos los hombres. Todo en un lapso de tres meses.
Para
estimular la libido de las lectoras el personaje masculino es un empresario de
27 años, atractivo, educado, con un impulso sexual inagotable, comprometido con
el medioambiente y principalmente muy rico. El lado negativo de ese dechado de
virtudes es que tiene algunos problemas psicológicos. Es un obsesivo del
control, al que no le gusta que lo toquen, que enmascara en el sexo sádico todo
lo que no tiene resuelto de la infancia. Disfruta dominando y ejerciendo dolor
a mujeres, a las que llama sus sumisas y que se parecen a su madre biológica
que murió de sobredosis cuando tenía cuatro años. Por supuesto la única heroína
que ayuda en su recuperación es Anastasia Steele.
Supuestamente
es una historia romántica donde la escritora cree que las prolíficas escenas de
sexo sádico y los múltiples peligros a los que se ven expuestos los personajes,
le ponen condimento al relato.
No hay mucho
más. Salvo descripciones de regalos exorbitantemente caros que Grey le hace a
la mujer que eligió como candidata a nueva sumisa pero que de inmediato
convirtió en su esposa. Estrategias para avivar los sueños de las lectoras que
fantasean con tener a su lado un multimillonario hermoso que esté obsesionado
con ellas y que no mire ni se interese por ninguna otra mujer. El príncipe azul
con el que soñaban nuestras madres, es decir un cuento de hadas en versión
moderna.
FANFICTION
Una de las
cosas que me intrigaba era saber qué significaban las iniciales del nombre de
la autora. E.L. James. No me pregunten por qué, pero quería conocer sus nombres
y fue ese interés el que me llevó a descubrir el origen de la historia.
E.L James es una escritora
inglesa llamada Erika Leonard, que firma con ese seudónimo. Y que aparentemente,
además de estar casada con un guionista de televisión, sólo fue ejecutiva de
medios.
Pero en la búsqueda por ver qué más había hecho esta mujer me encontré con que toda su historia surgió en 2009 luego que terminó de leer la saga Crepúsculo.
Pero en la búsqueda por ver qué más había hecho esta mujer me encontré con que toda su historia surgió en 2009 luego que terminó de leer la saga Crepúsculo.
Desde hace
unos cuantos años los fanáticos de algunos escritores comenzaron a reunirse en
grupos en internet y a debatir e intercambiar ideas sobre las historias y sus
autores, y así surgió la necesidad también de continuar las novelas o crear
nuevas.
Esos relatos son llamados
fanfiction. Es decir, una historia escrita por un aficionado a "x"
libro/serie/película que utiliza los personajes originales del autor y juega
con ellos, creando nuevos relatos, nuevos escenarios, nuevos personajes, e
incluso cambiando la personalidad de los protagonistas originales. Inclusive,
muchos escriben en conjunto y por capítulos.
En este caso,
E.L. James fue la autora de “Master of the Universe” un fanfiction que surgió
de la historia de Twilight. En ese entonces firmaba como Snowqueens Icedragon y
su fanfiction inspirado justamente en Edward y Bella obtuvo una gran cantidad
de premios y fanáticos; fueron éstos últimos los que lograron que se
transformara en la trilogía Cincuenta Sombras.
Tal vez el
éxito de la historia radique en eso. En darle a las lectoras un combo de sexo,
amor y dinero que las deje satisfechas por algunas horas y les permita
continuar soñando, pensando que son ellas las protagonistas, tal como ocurrió
con Crespúsculo; y hasta las anime a escribir sus propias fantasías.
En fin, a mí
por lo pronto no me dejó nada. He leído historias románticas muchísimo mejores
que me divirtieron muchísimo, me hicieron reír y también llorar. Podría haber
pasado tranquilamente a otro libro sin detenerme a leer esta trilogía. Siento
que perdí tiempo y dinero.
Estoy lejos
de recomendarlo. Sé que muchas no estarán de acuerdo o no quieren perderse la
oportunidad de comentarlo con sus amigas. Pero, creo que Cincuenta sombras de
Grey sólo es un producto más del marketing de las editoriales para continuar
sosteniendo sus ventas, apelando a la libido de las mujeres.
Muy buena la nota. A propósito de eso hace unos días me llamó la atención el comentario de un hombre que los leyó: “Es increíble cómo las mujeres se siguen cautivando con un cuento de hadas en versión moderna, donde en vez de un príncipe hay un millonario que fascina con regalos y un impulso erótico inagotable”. Tal cual es pura fantasía barata.
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