¿Qué estaríamos dispuestos a
hacer para seguir viéndonos siempre
jóvenes y bellos?
La respuesta está más que
clara: de todo. Sin duda echaríamos mano a cuanta crema y tratamiento estuviera a
nuestro alcance para vernos bien. Y no me vengan a decir algunos que no les
importa cómo se ven, porque no les creo. Todos, unos más otros menos, nos
preocupamos por el paso del tiempo.
Y esta preocupación no es
nueva. De hecho es tan vieja como la humanidad. Lo que cambió fueron los
métodos y la tecnología, se perfeccionaron justamente con el correr de los
siglos.
El camino de esta obsesión
por la belleza estuvo transitado por todo tipo de personajes, geniales, locos y
hasta asesinos. Entre ellos sobresale una mujer que quedó apodada como la
“Condesa Sangrienta”: Erzsébet Báthory.
Ésta aristócrata húngara se
ganó semejante apelativo porque acostumbraba a degollar muchachas vírgenes para
bañarse en su sangre, en la creencia de que así prolongaría su vida y juventud
eternamente.
Por esta razón es
considerada aún hoy la mayor asesina en masa de la historia de la humanidad,
tras haber provocado la muerte de más de 600 jóvenes entre 9 y 26 años. Tiene
el record Guiness por ser la mujer que mayor cantidad de asesinatos cometió,
612, e influyó en Bram Stoker al igual que en otros escritores de crónicas
vampíricas, como así también en los poetas malditos, en el heavy metal y, sobre todo, en la
cinematografía de terror.
Sin duda Báthory es un
personaje de lo más espeluznante pero también interesante. Se dice que era
pariente lejana de Vlad Tepes el empalador (convertido en Drácula por Stoker);
pero además existe toda una corriente de fanáticos y estudiosos que aseguran
que la cantidad de muertes que se le atribuyen es una mentira, una infamia de
sus enemigos políticos creada para apoderarse de la riqueza y poder que tenía
esta mujer en el siglo XVII.
Culpable o inocente, lo
llamativo son las historias que se tejieron a su alrededor a lo largo de los
siglos.
TRANSILVANIA – SIGLOS XVI -
XVII
Erzsébet (Elizabeth -
Isabel) perteneció a la dinastía centroeuropea de los Báthory, cuyos miembros
fueron cardenales, príncipes y hasta reyes. Nació en Nyírbátor, en la región de
Transilvania (actual Rumania) el 7 de agosto de 1560 y su infancia transcurrió
en el castillo de Csejte.
Su nacimiento ocurrió dentro
de un matrimonio consanguíneo: su madre Anna Bathory de Somlyó, hermana del rey
Istvan I de Polonia, se casó en terceras nupcias con su primo hermano el barón
György Bathory de Ecsed, ambos hijos de voivodas1 y príncipes transilvanos.
Erzsébet no era una noble cualquiera, en ella confluían las dos ramas
principales de la casa Báthory, los Somlyó y los Ecsed, de origen protestante.
La pareja tuvo siete hijos:
cuatro fueron abortados y dos hijas más, Sofía y Klara. Se dice que ellas dos
murieron a manos de George Dozsa, un campesino rebelde que se dedicó a tomar
los castillos de los nobles húngaros y a asesinarlos a todos. Erzsébet se salvó
milagrosamente cuando el bandolero atacó el castillo de su familia.
Según los múltiples relatos
que encontré, cuentan que cuando capturaron a Dozsa, lo torturaron de formas
increíblemente sangrientas y que la pequeña Erzsébet presenció todo: las
torturas, las ejecuciones, la disposición de los cadáveres. Una experiencia que
la marcaría para siempre. Dicen que a los cuatro o cinco años de edad, la niña
sufrió de violentos ataques, quizás causados por epilepsia o alguna otra
enfermedad neurológica; pero que remitieron pocos años después.
De todos modos,
aparentemente sufría de fuertes jaquecas y sus gritos retumbaban por el
castillo. Los relatos aseguran que ella hacía llamar a sus sirvientas, cuanto
más entradas en carnes mejor, después se abrazaba a ellas fuertemente y las
mordía el hombro con todas sus fuerzas, arrancando el trozo de carne y
masticándolo, mientras escuchaba los gritos de la pobre sirvienta que,
mágicamente, calmaban sus dolores.
Otro método al que estaba
acostumbrada Erzsébet desde chica para aliviar sus migrañas era el que
consistía en ponerle sobre la frente, un pichón vivo al que le abrían las
entrañas en el acto junto a su cama, si no estaba caliente, ella no notaba
ningún alivio.
Cuando Erzsébet sufría los
tremendos dolores de cabeza, los criados confesaban sentirse aterrados y decían
que se escuchaban sus alaridos durante horas, y que en ese estado era casi
imposible acercarse a ella, ya que entraba en tal histeria que además de
morder, arañaba y arrancaba el cabello del valiente que se le acercara.
De todos modos la pequeña
Erzsébet fue creciendo y volviéndose adicta a talismanes, conjuros, pócimas de
mandrágora y belladona, hierbas de condición alucinógena (que en aquella época
eran usados para mermar el dolor de parturientas y heridos de guerra); de esa
forma, desde muy chica se aficionó a las drogas, hechizos y a la brujería,
haciéndose completamente dependiente.
A los once años fue
prometida con su primo Ferenc Nádasdy, quien era conde. A los doce empezaron a
vivir juntos en el castillo de él y dicen que la joven nunca tuvo buena
relación con su suegra, Úrsula.
A diferencia de lo que era
propio en la época, recibió una buena educación y su cultura sobrepasaba a la
de la mayoría de los hombres de entonces. Las crónicas de la época relatan que
“era excepcional, hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán,
mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni
escribir (...) hasta el Príncipe de Transilvania era prácticamente
analfabeto".
A los quince años, en 1575,
se casó con Ferenc, que entonces contaba 20 años de edad. La ceremonia tuvo
lugar con gran lujo en el castillo de Varannó (su nombre eslovaco es Vranov nad
Toplou); incluso se invitó al emperador Maximiliano II, que no pudo acudir. Fue
Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que
el suyo. Se fueron a vivir al castillo de Čachtice, en compañía de su suegra
Úrsula y otros miembros de la casa.
El conde no pasaba mucho
tiempo allí. La mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las
muchas guerras de la zona -empalando a sus enemigos-, lo que le mereció el
apodo de "Caballero Negro de Hungría".
Existe un registro epistolar
de cómo Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más
apropiadas de castigar a sus sirvientes, esto era normal entre los nobles de la
época. Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se
requería además un férreo control sobre la población local, de origen húngaro,
rumano y eslovaco.
El matrimonio apenas se veía
debido a las actividades guerreras del marido, así que no fue hasta 1585, diez
años después del casamiento, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en
los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Katherine. Finalmente,
en 1598, alumbró a su único hijo varón, Pál.
En 4 de enero de 1604, el
Caballero Negro de Hungría murió súbitamente de una enfermedad durante una de
las batallas y dejó viuda a Erzsébet, quien para ese entonces tenía 44 años.
Fue a partir de ese momento
que comenzaron -según los acusadores- sus crímenes. Una de las primeras
decisiones que tomó la Condesa fue despedir a su muy odiada suegra del
castillo, junto con el resto de los parientes Nádasdy. Las muchachas a las que
Úrsula protegía en esos momentos fueron llevadas a los sótanos y allí
recibieron los castigos que, en opinión de Erzsébet, se merecían.
La condesa se encontraba en
una situación peculiar: por un lado viuda y por el otro, señora feudal de un
importante condado de Transilvania, metida en todas las intrigas políticas de
aquellos tiempos convulsos, pero sin ejército con que proteger su poderío.
Por la misma época, su primo
Gábor I Báthory se convirtió en Príncipe de Transilvania con el apoyo económico
de la riquísima Erzébet. Éste se metió pronto en una guerra contra los alemanes
por complejas razones políticas. Tal situación ponía a la Condesa en peligro de
ser acusada de traición por el Rey Matías II de Hungría. Viuda como era, se vio
más vulnerable y aislada que nunca.
En los relatos, cuentan que
por esa época fue cuando empezaron a escucharse rumores de que algo muy siniestro
ocurría en el castillo. A través de un pastor protestante de la zona, llegan
historias de que la dama del castilla practicaba la brujería (explícitamente, la magia
roja) y para ello utilizaba la sangre de muchachas jóvenes -una típica
acusación muy popular en la época, similar a las que se realizaban contra los
judíos y disidentes-.
Matías ordenó a un primo de
Erzsébet, el conde palatino Jorge Thurzó -enemistado con ella-, que tomara el
lugar con sus soldados y realizara una investigación. Dado que la señora de
Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia.
Según la investigación del
conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas adolescentes torturadas en
distintos estados de desangrado y un montón de cadáveres por los alrededores.
En 1612 se inició un juicio en Bitcse. Erzsébet se negó a declarar su inocencia
o culpabilidad, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios.
Quienes sí lo hicieron, por
la fuerza, fueron sus colaboradores. Ficzkó, el mayordomo, testificó que en su
presencia se habían asesinado como mínimo a 37 mujeres solteras de
entre 9 y 26 años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para
trabajar en el castillo. No obstante, la acusación se concentró en los
asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia.
En la sentencia todos fueron declarados culpables, algunos de brujería, otros
por asesinato y los demás de cooperación.
Todos los sirvientes y
ayudantes de Erzsébet, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres
quemados; éste fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorottya,
Helena y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo "por
haberlos empapado en sangre de cristianos" y las quemaron vivas. Erzsi
Majorova, una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue
ejecutada. Katryna, que con 14 años era la más joven de las ayudantes de
Erzsébet, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque
recibió cien latigazos en el cuerpo.
Pero la ley impedía que la
condesa, una noble, fuese procesada. Así que fue encerrada en su castillo. Tras
introducirla en su mazmorra, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando
tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente, el rey Matías II
pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a
sus manos, pero su primo el gran Príncipe de Transilvania, lo convenció para
que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la
condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esa pena implicaba
también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Matías había
ambicionando desde tiempo atrás.
Erzsébet aguantó encerrada
entre oscuridad, ratas, heces, suciedad, mugre corporal, piojos y un tremendo
frío, casi cuatro años.
Todos se sorprendieron
cuando a comienzos de agosto de 1614 solicitó modificar su testamento. Por la
ranura por donde le entregaban la comida le pasaron un pergamino y una pluma. Escribió en medio de
toda aquella oscuridad, nadie se explicaba cómo podía hacer aquello, en opinión de muchos, debió
acostumbrarse a ver en esas condiciones después de aquellos años de encierro.
Redactó con letra bonita y clara un testamento que otorgaba parte de sus bienes
a su hija preferida, Katherine y a su marido György Homonna, aunque
especificaba que éste debía cumplirse si seguían enviándole comida y si
restituían parte de los bienes a su hijo Pál en el futuro.
Al expresar que quería
comida estaba claro que no tenía deseos ni intención de morir, pero al
solicitar escribir el testamento también indicaba que ella misma conocía sus
límites. Karpelich András y Egry Imre fueron testigos de la veracidad del
testamento.
Como siempre, a las dos
semanas volvieron para depositar la comida, se escuchó una tos, pero como
siempre, ni una sola palabra. A la semana siguiente Erzsébet ya no tenía
fuerzas para seguir luchando.
El veintiuno de agosto de
1614 le depositaron su ración de pan y agua, pero horas después la comida
seguía ahí. La llamaron por su nombre, pero no respondió. Decidieron hacer un
pequeño agujero en el muro que tapiaba la habitación. Escucharon el aleteo de
los murciélagos y tuvieron que taparse la boca a causa de las heces. Allí
estaba, sentada en su sillón de cuerdo, envuelta en pieles, sin respirar.
Erzsébet había muerto.
Dos testigos dieron fe de su
muerte por causas naturales. El primero fue el secretario de Thurzó, György
Zavodsky: "A 21 de agosto de 1614. Erzsébet Báthory, esposa del
magnificente señor Conde Ferencz Nádasdy, viuda, tras cuatro años de detención
en un calabozo en el castillo de Čachtice, condenada a prisión perpetua, ha
comparecido ante el Juez Supremo. Ha muerto al anochecer, abandonada de
todos."
El otro testigo, el letrado
István Krapinai, escribió: "Erzsébet Báthory, esposa del alto Señor
Ferencz Nádasdy, magistrado del Rey y Caballero Mayor, de estado viuda, infame
y homicida, ha muerto en prisión en Čachtice. Muerta repentinamente, sin cruz
ni luz, el 21 de agosto de 1614, por la noche".
Pretendieron enterrarla en
la iglesia del castillo, pero los habitantes locales decidieron que era una
aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y
además en tierra sagrada.
Finalmente, y como era uno
de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory, la
llevaron a enterrar al pueblo de Ecsed, en el Noreste de Hungría, el lugar de
procedencia de la poderosa familia. Todos sus documentos fueron sellados durante
más de un siglo y se prohibió inclusive hablar de ella en todo el país.
Dos años después, las hijas
y el hijo de Erzsébet fueron finalmente acusados de traición por el apoyo de su
madre a la guerra contra los alemanes; Anna Báthory, una prima de la Condesa,
llegó a sufrir tortura por este motivo en 1618, cuando contaba 24 años, pero
sobrevivió. Finalmente la mayor parte de la familia Báthory-Nádasdy huyó a
Polonia; algunos retornaron después de 1640. Un nieto sería ejecutado en 1671
por oponerse al emperador alemán.
Los Archivos Nacionales de
Hungría conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas
personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que
su retrato original, se hallan en paradero desconocido.
EL COMIENZO DE LA LEYENDA
Aparentemente la locura y
los asesinatos que se relatan y que dieron vida a la leyenda, empezaron en 1604
poco después de la muerte del marido de Erzsébet.
Ocurrió cuando una de sus
sirvientas adolescentes le dio un involuntario tirón de pelos mientras la
estaba peinando. Al principio tuvo mucha suerte, la condesa reaccionó
golpeándola fuertemente en la nariz, cuando lo normal entre la nobleza de la
época habría sido sacarla al patio para recibir cien bastonazos. Pero cuando la
sangre salpicó la piel de Erzsébet, a ésta le pareció que allá donde había
caído desaparecían las arrugas y su piel recuperaba la lozanía juvenil.
La condesa, fascinada, pensó
que había encontrado la solución a la vejez y que siempre podría conservarse
bella y joven.
Todas las leyendas sobre
canibalismo aseguran igualmente que la sangre humana prolonga la juventud. Tras
consultar a sus brujas y alquimistas, y con la ayuda del mayordomo Ficzkó y la
corpulenta Dorottya, desnudaron a la muchacha, le hicieron un profundo corte en
el cuello y llenaron un cuenco con su sangre. Erzsébet se bañó en la sangre, o
al menos se embadurnó con ella todo el cuerpo, y probablemente la bebió, para
recuperar la juventud.
Entre 1604 y 1610, los
siervos de Erzsébet se dedicaron a proveerla de jóvenes entre 9 y 26 años para
sus rituales sangrientos. En un intento de mantener las apariencias, habría
convencido al pastor protestante local para que sus víctimas tuviesen entierros
cristianos respetables. Pero cuando la cifra comenzó a incrementarse, éste
empezó a manifestar sus dudas dado que morían demasiadas chicas por
"causas misteriosas y desconocidas". Así es que la Condesa lo amenazó
para que callase y ordenó enterrar en secreto los cuerpos desangrados. Ésta es,
al menos, la versión de ese pastor, que fue quien la denunció
"oficialmente" al rey Matías II a través de la curia clerical.
Más adelante, en la época en
la que los errores de su primo Gábor I la pusieron en una delicada situación
política, tomó la costumbre -según los relatos populares- de quemar los
genitales a algunas sirvientas con velas, carbones y hierros por pura diversión.
También generalizó su práctica de beber la sangre directamente mediante
mordiscos en las mejillas, los hombros o los pechos. Para estas cuestiones
privadas se apoyaba en la fuerza física de Dorottya Szentes, quien aunque ya
mayor, seguía siendo muy capaz de inmovilizar a cualquier joven en la posición
requerida.
En 1609 por la falta de
sirvientas en la zona, como consecuencia de tantos crímenes, Erzsébet cometió
el error que acabaría con ella: utilizando sus contactos, comenzó a tomar a
niñas y adolescentes de buenas familias para educarlas. Algunas de ellas
comenzaron a morirse pronto por las mismas "causas misteriosas y
desconocidas". Esto no era raro en aquella época, con sus elevadísimas
tasas de mortalidad infantil y juvenil, pero en el "internado" del
castillo Čachtice el número de fallecimientos era demasiado alto.
Las víctimas en cuestión
eran hijas de la aristocracia menor, por lo que sus muertes eran consideradas
importantes. La bruja Darvulia la había prevenido que nunca tomara nobles, pero
la anciana había fallecido algún tiempo atrás. Al parecer fue su amiga Erszi
Majorova, viuda de un rico granjero que vivía en la cercana localidad de
Milova, quien convenció a la condesa de que no pasaría nada.
Hacia el final, muchos
cuerpos se ocultaron en lugares peligrosamente insensatos, como campos
cercanos, silos de grano, el río que corría bajo el castillo, el jardín de
verduras de la cocina. Finalmente, una de las víctimas logró escapar antes de
que la matasen e informó a las autoridades religiosas. Esto era algo que había
ocurrido varias veces en el pasado, con sirvientas; por ejemplo, en el otoño de
1609:
“..una joven de doce años
llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una
villa cercana. Pero Dorottya y Helena Jo se enteraron de dónde estaba por los
alguaciles y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de
vuelta al castillo de Cachtice por la fuerza, escondida en un carro de harina.
Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Erzsébet le dio la
bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían
de sus ojos; la pobre ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de
Dorottya, Ficzko y Helena Jo, arrancó las ropas de la doceañera y la metieron
en una especie de jaula. Esta particular jaula estaba construida como una
esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie.
Por su (cara) interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo
pulgar. Una vez que la muchacha estuvo en el interior, levantaron bruscamente
la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las
cuchillas, pero Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se
balancease de lado a lado, mientras que desde abajo Dorottya la punzaba con un
largo pincho para que se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Dorottya y
Ficzko se dieron al trato carnal durante la noche, acostados sobre las cuerdas,
para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento padecía la
desdichada. El tormento terminó al día siguiente, cuando las carnes de Pola
estuvieron despedazadas por el suelo”.
Esta descripción de los
relatos de la época tiene su parecido con otro artilugio de tortura utilizado
por Báthory, llamado “Doncella de hierro”, el cual era una especie de sarcófago
que reflejaba la silueta de una mujer y que por dentro tenía afilados pinches.
El artilugio se abría para introducir a la víctima y luego encerrarla para que
los clavos se le incrustaran en su cuerpo.
TIEMPOS OSCUROS
De acuerdo con las historias
que circulan, está perfectamente documentado el juicio en el que fue procesada
tras las investigaciones que realizó su enemigo político, el Primer Ministro de
Hungría y protegido del rey Matías II, el conde Thurzó, donde testigos y
cómplices pormenorizaron, ante todo, actividades de brujería. Pero la verdadera
leyenda de esta mujer no comenzó a fraguarse hasta los siglos XVIII y XIX,
cuando sus supuestas hazañas comenzaron a inspirar a escritores, que las
propagaron con rapidez e imaginación.
El mito de la Condesa
Sangrienta comenzó a extenderse de tal forma que en la actualidad no se puede
saber exactamente hasta qué punto su feroz ocupación criminal fue producto de
una gigantesca morbosidad que se retroalimentó. Una de las historias más conocidas en torno
a Erzsébet era su costumbre de bañarse en la sangre de las adolescentes, con el
fin de mantener la juventud y la belleza.
Los relatos de canibalismo,
tendencias lésbicas y sádicas, promiscuidad sexual, entre otras desviaciones,
se sumaron a la leyenda de Erzsébet; incluida la vampirización. Algo que por
cierto se sumaba al folclore de la zona.
Históricamente los turcos
tildaron a los húngaros de vampiros. Por esa misma razón no es difícil entender
que fue justamente esa conjunción de sangre, engaño del paso del tiempo y
Transilvania, la que inspiró y llevó a Bram Stoker a unir todas las referencias
con las del belicoso Príncipe de Valaquia Vlad Tepes (transilvano de
nacimiento) para crear su Drácula.
Hay relatos que aseguran que
cuando tomaron el castillo, en la mazmorra encontraron a una docena de jóvenes
que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas
en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. De debajo del edificio
exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. Y dicen que el diario de Erzsébet
contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un
total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas.
“Por todas partes había
toneles de ceniza y aserrín usados para recoger la sangre que se vertía tan
pródigamente en aquel lugar. Debido a esto, todo el castillo estaba cubierto de
manchas oscuras y despedía un tenue olor a putrefacción”. Se decía que mientras
su esposo estaba fuera, ella mantenía relaciones sexuales con sirvientes de
ambos sexos, y se rumoreaba que cuando tenía sexo con chicas no era raro que
las mordiese salvajemente.
Es innegable también que una
mujer con semejante riqueza y viuda era un blanco fácil para sus enemigos. Fue
justamente durante es época, el Renacimiento, en que se dio la mayor quema de
brujas; al igual que la proliferación de la misoginia extrema vinculaba
directamente de brujería a mujeres con
cualquier peculiaridad o desviación en el carácter.
Inclusive hay rumores que
mencionan que hubo irregularidades en el juicio. Aparentemente sus damas de
compañía no testificaron, hay que recordar que la propia Erzsébet Báthory se
negó a comparecer, amparándose en su título nobiliario, pero todos sus
sirvientes fueron interrogados y sus lacayos más allegados condenados a muerte
tras confesar.
Por supuesto, es bien
conocido que los nobles de la época tenían actitudes escasamente humanitarias
hacia sus siervos, algo muy común durante la Edad Media y siglos posteriores, y
por ello, Erzsébet Báthory, fue considerada una desalmada y cruel señora que
seguramente torturó y mató a más de un sirviente, como hacían muchos nobles de
la época.
Inclusive en los alrededores
del castillo de Čachtice (actual Eslovaquia), residencia y tumba de Erzsébet se
la llama todavía la Puta Húngara.
En ese mismo sentido, gran
parte de los investigadores achacan -a modo de explicación- que los malvados
instintos de Erzsébet se debían a la degeneración genética a la que habían
llegado los miembros de esta familia debido a la endogamia, pues la única
manera de mantener las posesiones era el matrimonio entre familias nobles
húngaras.
A pesar que ha habido muchos
movimientos para tratar de descubrir qué fue lo que ocurrió realmente -si fue
tal como la describe la cultura popular o
solo fue víctima de una infamia política- hasta ahora ha sido
prácticamente imposible saberlo.
Desde el punto de vista
psiquiátrico, algunos profesionales aseguran que Erzsébet Báthory sería una
anomalía que se sale del patrón común de todos los asesinos en serie conocidos.
Quizá fuera sádica y en
consecuencia se aplicara especialmente a la hora de imponer disciplina, o
incluso obligara a sus sirvientas a tomar parte en prácticas sadomasoquistas
más o menos extremas, ninguna novedad para la nobleza de su tiempo, cuya
impunidad y poder legal les permitía tratar a la servidumbre como quisieran.
También pudo haber sido realmente
una torturadora y asesina en serie amparada en su estatus, que sólo se perdió
cuando por falta de nuevas víctimas entre la plebe y cuando no tuvo más opción
que recurrir a las hijas de la nobleza.
Fuentes:
http://condesabathory.blogspot.com.ar/
http://manuelcarballal.blogspot.com.ar/2012/09/isabel-bathory-cronica-de-una-infamia.html
http://escritoconsangre1.blogspot.com.ar/2008/02/erzebeth-de-bathory-condesa-sangrienta.html
http://elabrazodeloso.foroactivo.com/t135-mentes-perversas-iii-elizabeth-bathory-la-condesa-sangrienta
http://losotrosvampiros.blogspot.com.ar/2012/05/vampiro-castillo-elizabeth-bathory.html
http://www.taringa.net/posts/paranormal/12393395/La-historia-de-Erzsebeth-_Elizabeth_-Bathory.html
http://www.neoteo.com/leyendas-vlad-dracula-y-elizabeth-bathory
http://ladamadelosvampiros.blogspot.com.ar/2009/08/elizabeth-bathory.html
http://www.pasarmiedo.com/erzsebet_bathory.php
http://www.cecilgoitia.com.ar/la_condesa_sangrienta.htm
http://www.muyinteresante.es/isabel-bathory-la-condesa-sangrienta
http://escritoconsangre1.blogspot.com.ar/2008/02/erzebeth-de-bathory-condesa-sangrienta.html
http://dinastiashistoricas.blogspot.com.ar/2011/05/erzsebet-bathory-10-parte.html
Imagenes:
Mcfarlane faces of madness – Elizabeth Bathory
http://morganagotika.blogspot.com.ar/2010/03/elizabeth-bathory-biografia.html
http://evilladies.com/serial-killers/countess-of-blood-elizabeth-bathory/attachment/elizabeth-bathory-bathed-in-blood/
http://www.taringa.net/posts/noticias/11543345/Bathory-La-Condesa-Sangrienta.html
http://www.listal.com/viewimage/4186130h
http://www.cultture.com/44231-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-belleza-estetica-y-lucimiento-de-charlize-theron
http://es.paperblog.com/critica-de-cine-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-1355116/
1 Vovoida: término de origen eslavo con
el que se designaba al gobernador de una provincia aunque, en origen, se
refería al comandante principal de una fuerza militar.
lo mas cercano que vi a la historia de la cenicienta encarnada en la madrastra , parece que la la sacaron de ahi
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