La televisión no es ni buena ni mala. Puede estimular la imaginación o dejarte totalmente apático, todo depende de los ojos con los que se la mire. Pero no voy a hablar del contenido de la tv ni hacer una defensa o crítica acérrima de la misma. Sólo quiero comentar un programa que encontré en la pantalla chica y que literalmente “me vuela la cabeza”.
Se trata de “Heston´s Feasts”, algo así como el Banquete de Heston, conducido por uno de los mejores chef del mundo: Heston Blumenthal.
¿Qué fue lo que me llamó taaaaanto la atención como para dedicarle un post? Nada más y nada menos lo que prepara, cómo lo prepara y las reacciones que genera.
Acostumbrada a ver los clásicos programas de cocina en canal Gourmet, en Utilísima Satelital, u otros; lo que tiene de diferente es la temática, porque este cocinero inglés es un explorador de la gastronomía histórica; inclusive hay quienes aseguran que es un alquimista culinario por romper con los moldes tradicionales y aplicar un estilo totalmente innovador en la cocina.
¿De qué manera? Pues generando platos multisensoriales. Está convencido de que el comer debe ser toda una aventura que empieza con sólo ver los platillos que se sirven y que la percepción de los olores, las texturas, los sabores, hacen al conjunto de una experiencia absolutamente diferente.
Su adaptación del banquete de “¡Llegó la hora del té! de Alicia en el país de las Maravillas” me dejó estupefacta, lo mismo ocurrió con “Charlie y la fábrica de chocolates”, al igual que al servir un menú popular en Inglaterra a fines del siglo XIX.
A ver, para que entiendan, este hombre se ha propuesto que sus invitados coman alimentos que existe sólo en los libros de cuentos, en las fantasías de un escritor, los lleva a la realidad ¡y lo hace posible!
CÚMULO DE REACCIONES
En cada edición del programa, Heston Blumenthal muestra el paso a paso de cómo presentará cada etapa del menú, el tiempo de investigación, los ensayos y los errores, hasta dar con el resultado final que es presentado ante un grupo de agasajados, provenientes de distintos ámbitos profesionales, quienes sentados alrededor de una mesa son utilizados como “conejillos de indias” para analizar sus reacciones ante la primera exhibición de cada plato, como así también las experiencias que los atraviesan a medida que avanza la degustación.
El trabajo de este cocinero no se limita a una tarea dentro de la cocina; todo lo contrario, cocinar es tal vez el último paso de una larga investigación que generalmente se inicia en una biblioteca consultando libros de la gastronomía histórica, para continuar en restaurantes clásicos en otros países, tomar contacto con historiadores de los alimentos, perfumistas, fisiólogos y bioquímicos de todo el mundo; y por supuesto la gente en la calle. Sus pruebas tienen como destinatarios primarios a las personas comunes que transitan el día a día y sus degustaciones sirven a Blumenthal de termómetro acerca de si va por el camino correcto.
Recién después llega el turno de ponerse manos a la obra y experimentar en la cocina como si fuera un laboratorio, trabaja los alimentos y sus presentaciones para lograr verdaderos efectos de olfato, gusto en el paladar, despertar los sentidos, la memoria e incluso las emociones.
IMAGINACIÓN SIN LÍMITES
Tras este fin fue como se propuso sorprender con la adaptación de un banquete del clásico libro de la era victoriana de Lewis Carroll: “¡Llegó la hora del té! de Alicia en el país de las Maravillas”, introduciendo gustos distintos, desde chancho hasta salsa de frambuesa, en un mismo tubo de ensayo.
En otro de los capítulos de la serie sirvió todo un festín basado en la obra del año 1964, “Charlie y la fábrica de chocolate” de Roald Dahl, donde aplicó nitrógeno líquido -su favorito- al cacao para crear una cascada y río, que luego de evaporarse se convirtió nuevamente en polvo.
Según estuve leyendo estos episodios de “Heston´s Feasts” ya fueron emitidos en la televisión inglesa el año pasado y ahora se pueden ver en la Argentina a través del canal Fox Life, o la otra alternativa es el Youtube donde también están cargados.
Fue así que me enteré que ya innovó sobre menúes victorianos, medievales, Tudor, de Navidad donde incluyó carne de lirón y venado, e inclusive banquetes romanos. Para la segunda temporada, además de la versión de Charlie y la fábrica de chocolate, realizó un festín de hadas y otro sobre la carta de estilo eduardiano que se sirvió en la última cena en el Titanic antes de su hundimiento.
Y por si fuera poco, Blumenthal investigó los platos de 1980, una década de excesos, mostró chorros de aguanieve y bebidas populares, la nueva cocina que incorporó el microondas; recreó los años 70 con las maravillas en tecnicolor obtenidas de sus experiencias culinarias de la infancia y para la que preparó una fiesta con caramelos helados. A su aventura gastronómica sumó un banquete para homenajear a las películas de horror gótico y prepara una serie de celebraciones memorables que quedaron plasmadas en la historia.
De sólo imaginar lo que es capaz de hacer con la comida me hace desear querer ver todos los capítulos, ya. Heston Blumenthal demuestra que nada es imposible y en su materia, tal vez habrá mejores, pero para mí es un genio. Vale la pena que vean y disfruten de lo que hace.
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