Hay un proverbio oriental que dice: “Un poema es una pintura dotada de voz y una pintura es un poema callado”. Sin lugar a dudas creo que este pensamiento se puede aplicar perfectamente a la obra de Luciano Acosta.
Sí, no me miren de costado, adivino lo que están pensando: “está exagerando un poco”; pero no. Me gustan tanto los cuadros de este artista chaqueño que sinceramente me parece poesía pura. Denme el beneficio de la duda al menos, porque en las artes todo es cuestión de la visión particular y sobre todo de los gustos que cada uno tiene.
Durante este mes de junio una serie de sus cuadros se encuentra en exposición en la casa de huéspedes La Alondra, en esta Capital. Y si bien todavía no tuve oportunidad de ir a verlas personalmente, ya estuve mirando las imágenes de la muestra.


PROMOCIÓN 2.0
Hasta hace un tiempo era conocido por un círculo de artistas, críticos de arte, amigos y familiares, reducido al Chaco y a Corrientes. Llegó inclusive a Buenos Aires, la Meca para los creativos del interior del país. Pero este hombre ha sabido encontrarle el potencial a las redes sociales. A través de dos sitios en facebook se ha encargado de difundir y vender muy bien su obra. Así fue como me enteré de su existencia el año pasado.
Webeando por el muro general me llamaron la atención las fotografías de sus trabajos y los comentarios que hacían sus seguidores. Eso bastó para incorporarlo como contacto. Así descubrí que es justamente esa participación activa en la red, dando opiniones, respondiendo los comentarios que hace sus admiradores, inclusive sorteando obras, lo que le ha permitido despegar y trascender las fronteras de su provincia.

Según la información que circula sobre él pude saber que es diseñador e ilustrador, pero en alguna de las entrevistas que leí se reconoce a sí mismo como un autodidacta. Incursionó en el mundo del arte en la ciudad de Resistencia de la mano de otro artista plástico reconocido en el mundo artístico de Chaco y Corrientes, Juan José Stegmayer que dicta un taller llamado Guernica. Asegura que fue allí donde comenzó su trabajo en la pintura en caballete y aprendió a trasladarse a las paredes como un muralista urbano.
Sus proyectos culturales se extienden más allá del lienzo y el atelier, porque tiene una participación muy activa en el diseño de la revista de cultura Cuna, la publicación de historietas Ñeri, y por si eso no fuera poco también ilustra los productos textiles del “Ático de Lu”.

Uno de sus murales se encuentra en el Barrio Juan Bautista Alberdi en esa Capital provincial, y se llama “Árboles de alegría”. En un sitio donde no hay árboles y predomina la miseria, por eso este artista decidió ponerle brillo y dejar un regalo a los vecinos del lugar.
INFLUENCIAS

De su viaje por Europa durante cuatro meses, tras finalizar la carrera de diseñador, sostiene que pudo tomar contacto con las obras de Vincent Van Gogh, un artista que también utilizaba una importante gama de colores para expresarse. Por supuesto sus trabajos no están exentos inclusive de haber recibido un halo inspirador en Pablo Picasso o Salvador Dalí, de quienes tiene una serie de fotografías entre sus carpetas en facebook.
Entre las vivencias aparece otro plástico chaqueño, Milo Lockett, quien lo invitó a participar de un encuentro de artistas del interior en Buenos Aires y que incluyó presentaciones y muestras. Cuenta que fue allí donde conoció y aprendió más sobre los diferentes estilos y tendencias del arte.
NAÏF

Dejando lo “oriental” de lado, hay algunas características de la corriente naïf que sin duda están reunidas en los trabajos del artista: la ingenuidad, la espontaneidad, los colores brillantes, la falta de perspectiva en las líneas, la simplicidad para ofrecer una visión del mundo sincera y exenta de artificios, contornos con mucha precisión, sensación volumétrica por medio de un extraordinario colorida, pintura detallista y minuciosa y gran potencia expresiva, aunque el dibujo pueda ser incorrecto.


Genial Mariel!!! Lindo comentario
ResponderEliminar