A veces observo con sana
envidia a las personas que pueden crear un montón de cosas útiles con sus
propias manos. A lo máximo que he llegado en mi afán por intentar aprender algo
de tejido fue el croché y me quedé haciendo sólo algunas tramas que intentan
parecer flores.
En el camino de mis
emprendimientos manuales quedaron las ambiciosas intenciones por hacer una
colcha o un chaleco. Imposible, soñaba con que lo haría. Creo que todo radica
en la perseverancia y la paciencia. Dos cosas de las que desgraciadamente
carezco.
Sin embargo ello no evita
que continúe viendo con anhelo los programas de manualidades. Y fue justamente
en uno de ellos en que me enteré que desde hace ya unos cuantos años hay una
corriente de arte urbano que llevó el croché a la calle.
Sí. Leyeron bien, tejidos en
la vía pública. Pero no se trata de un montón de gente haciendo las clásicas
carpetitas de croché en la calle.
No.
Desde hace años, un número
cada vez mayor de personas se dedica a forrar con tejidos coloridos, árboles,
estatuas, cabinas telefónicas, automóviles, barandas, asientos y mucho más. Todo
lo que esté a su alcance. Está genial porque las tramas disparatadas y los
colores más variados tiñen las calles principales de las grandes capitales.
Guerrilla del crochet,
guerra del ganchillo, grafitis de lana, grafiti de punto, yarn bombing,
yarnstorming, guerrilla knitting, urban knitting, graffiti knitting, son
distintos modos para referirse a este movimiento artístico que continúa sumando
adeptos, inclusive en la Argentina.
DEL MANTEL DE LA MESA
AL STREET ART
AL STREET ART
Por supuesto no podía
quedarme de brazos cruzados así que una vez más me puse a buscar de qué se
trataba esto y cómo surgió.
Desde que tengo uso de razón
en casa conviví con algunas de estas manualidades, decenas de madejas de hilo y
agujas de gancho que pertenecían a mi abuela, con las que ella experimentaba
imitar encajes o guardas que terminaban siendo metros y metros de bordes y
carpetitas. Sin duda era algo a lo que se dedicaban las mujeres mayores. No
obstante, con los años se fue perdiendo en las familias, porque las hijas
tenían otro tipo de actividades e intereses.
Sin embargo el croché tomó
un renovado impulso en los últimos años de la mano de artesanos que, con las
dificultades económicas, recurrieron a esta técnica de las abuelas para crear
tejidos y venderlos, como una fuente de ingresos a su familia. Pero sólo hace poco
tiempo comenzó a tomar otro camino, el de la expresión pública y fue allí
cuando ganó las calles, y se convirtió en algo así como “el lado blando,
acogedor y abrigado del arte callejero”.
Para quienes aún no lo
conocen, el croché graffiti (o Yarn Bombing en inglés, o Knit Graffiti) es un
tipo de street art que, mediante aplicaciones de piezas tejidas multicolores,
interviene en los espacios urbanos.
En los inicios fue realizado
casi exclusivamente para la recuperación de espacios públicos “fríos”. A
diferencia del graffiti hecho con pintura, al cual se lo considera en su mayor
parte como vandalismo; al graffiti de punto se lo ha llegado a reconocer como
arte callejero, por clasificársele como una forma de expresión decorativa que
puede ser retirada de una manera más inmediata y sin maltratar la superficie
sobre la que se coloque. Sin embargo, la práctica aún es vista como ilegal,
aunque no se la persiga como tal.
Este modo freestyle, tanto
en la técnica del crochet como en el contenido político, es una bocanada de
aire fresco en una actividad que hace ocho años atrás estaba en franca
decadencia. Hoy, se ve que la guerrilla del ganchillo tiene participación en
eventos, notoriedad en los medios, e inclusive hace algunos años hasta ganó el
segundo premio del concurso Smart Future Minds (acerca de visiones sobre la
ciudad del futuro), organizado por la firma automotriz Smart.
UNA MADRE REBELDE Y CREATIVA
Según estuve leyendo, la
maternidad de este movimiento de vestir la calle con croché se le atribuye a la
norteamericana Magda Sayeg, quien comenzó en 2005 en la ciudad de Houston
(Texas) a vestir árboles, bancos y estatuas. Pero a pesar de lo divertido de la
iniciativa, terminó siendo demandada por el Estado por atentar contra los
bienes públicos.
No obstante, las críticas
sólo contribuyeron a impulsar aún más su tarea y que tomara mayor difusión y
algunas empresas de hilados ni lentas ni perezosas, viendo la trascendencia que
obtenía esta mujer, consideraron que la técnica era amigable y le cedieron los
hilos o la convocaron para “vestir” algunos de sus productos. Así, Sayeg ya
lleva tejidos un Toyota Prius, un Smartcar, un Mini Cooper y hasta vende fundas
de iPhone. Una claro caso de que no da puntada sin hilo.
La difusión masiva de esta
movida la permitieron las redes, convirtiéndolo en un movimiento global, que
inclusive tiene su fecha. El 9 de junio es el Día Internacional de Yarn Bombing,
declarado vía Facebook. Mientras tanto Sayeg fundó el colectivo Knitta Please.
Fue suya la idea de forrar con lana esculturas de las calles de París, el
puente de Brooklyn, góndolas venecianas y la Muralla China.
Se podría decir que el
graffiti de lana es una especie de intervención pacífica porque no genera
reacciones de enojo en el público en general. “Técnicamente necesitamos de
todos modos de un permiso de las autoridades para cualquier cambio urbano. Yo
uso mis agujas en vez de un aerosol” relata la mujer que vistió de tejidos al
crochet desde un autobús en México, puentes y edificios históricos alrededor
del mundo hasta puestos de ventas de tortas de sangre de cerdo.
Más allá de que sea obra de
artistas o de tejedoras con pretensiones, el punto de vista de las autoridades
es claro: se lo considera vandalismo. No obstante, la policía parece tolerarlo.
En los pocos casos en que son detenidos, dicen los terroristas del hilo que es
más probable que los policías se rían de ellos y no que les den una citación.
"En los primeros tiempos me identifiqué con los artistas de graffiti
clandestinos", reconoce Magda Sayeg.
El tiempo que lleva armar un
graffiti de este tipo requiere muchas veces de trabajo que se realiza con
anticipación y todo depende del mensaje a transmitir. En general las obras son
aceptadas y la duración in situ también es temporaria.
La magnitud del yarn bombing
ha sido tal que se han sumado artistas de otros géneros, como el caso del
misterioso Banksy, quien complementó una de sus obras con yarn bombing.
TODO PUEDE SER TEJIDO
Por supuesto, la idea corrió
como reguero de pólvora y, en todo el mundo, grupos laboriosos se decidieron a interferir
en el frío paisaje urbano, llevando color y gracia a faroles, árboles y bancos
de la calle
En el viejo continente, los
londinenses de Knit the City están muy organizados para difundir este tipo de
intervención urbana. Inclusive invitan a la gente a sumarse a sus acciones de
tejido callejero. Entre agujas, fotos y redes el movimiento va creciendo y ya concluyeron
el documental: Yarn Graffiti Documentary.
En paralelo, pero con un contenido
más crítico, la artista Agata Oleksiak, más conocida como Olek es sinónimo del
croché puesto al servicio del arte. Según ella todo puede ser tejido y usa la
técnica en su obra para abordar temas de género. Expone en galerías de todo el
mundo y también interactúa con la vía pública.
En tanto, en los últimos
años, la ciudad de Barcelona también se convirtió en uno de los centros de
mayor movimiento del yarn bombing y desde hace un tiempo se afianza en Buenos
Aires y en otras capitales provinciales, aunque todavía en forma incipiente.
TEJEDORES SUELTOS EN BUENOS
AIRES
En Buenos Aires, el
movimiento se llama Knitting Baires y tiene cada vez más adeptos anónimos que
producen sus obras en los bosques de Palermo y las calles de Villa Crespo,
entre otros.
En el barrio de Palermo, por
ejemplo, se pueden ver algunos árboles envueltos en tejidos creados por la
artista plástica italiana, Licia Santuz, instalada desde 2002 en nuestro país.
Ella expresa que en Argentina “la gente respeta y agradece mis tejidos; en
Italia los arrancaban como si fueran vandalismo” al tiempo que señaló que
Buenos Aires es una ciudad que “es mágica, a la vez obsoleta y moderna” y
favorece el desarrollo de este tipo de muestras artísticas.
Licia fue una de las
primeras impulsoras de este movimiento en el país luego de descubrir la técnica
en un programa de televisión. Desde entonces “algo se apoderó de mí, la
sensación de una libertad absoluta, la belleza que da la alegría del color”,
añadió. Por eso desde ese entonces decidió abandonar sus años de pintura en
soledad por esta nueva modalidad.
Asegura que quienes aman el yarn
bombing “no necesita escuela, es espontáneo, liviano, sin filosofía y ecológico;
cuando se pone feo se corta solo”. Su finalidad es simplemente dar calidez a
los artefactos de la ciudad y “llamar la atención para que la gente se pare,
mire la ciudad y reflexione sobre cómo puede mejorarla”. Esta afirmación
corresponde a Lucía Dueñas una diseñadora textil que colocó en 2011 tejidos en
la plaza Rivadavia con motivo del Día Internacional del Yarn Bombing.
En tanto, Licia fue también
más allá y descubrió la veta comercial al igual que Sayeg, y realiza tejidos
por encargo para negocios y hoteles y tiene como proyecto hacer una
intervención con su técnica en una de las columnas de la Legislatura porteña.
Los habitantes de la ciudad
pueden apreciar las muestras de arte que hoy pintan algunos rincones de la
ciudad, hechas por personas anónimas. Además de Palermo, en Caballito y en
Colegiales también se pueden apreciar.
La verdad es que esta
técnica no deja indiferente a nadie que la ve por la calle, o rodeando troncos,
grifos, basureros y otros objetos urbanos. Yo no lo he visto personalmente
porque en Corrientes todavía no llegado, pero no me cabe duda que no agrede ni
a la arquitectura ni al aspecto urbano, peores cosas están haciendo en esta
antigua ciudad. Creo que el yarn bombing es un homenaje a la creatividad, que
resulta divertido y agradable a la vista. Por lo pronto, saldré a colgar
anónimamente algunas de mis pseudo florcitas hechas en croché como parte de mi
aporte al yarn bombing, je.
Aquí dejo algunas fotitos más que me parecen muy buenas
Aquí dejo algunas fotitos más que me parecen muy buenas
Fuentes:
http://www.alternativa-verde.com/tag/yarn-bombing/
http://noticias.universia.com.ar/en-portada/noticia/2012/05/04/927163/original-arte-urbano-buenos-aires.html
http://www.clarin.com/ciudades/Vestir-tejidos-arboles-urbano-Ciudad_0_692930797.html
http://www.revistaenie.clarin.com/arte/instalaciones/Graffitis_tejidos_de_Magda_Sayeg_0_490751179.html
http://www.plataformaurbana.cl/archive/2012/01/21/yarn-bombing-la-nueva-moda-de-decorar-la-ciudad/#more-36201
http://lamaisonbisoux.wordpress.com/2012/08/17/magda-sayeg-pionera-del-arte-urbano-tejido/
http://www.magdasayeg.com/
http://www.guioteca.com/manualidades-y-artesania/crochet-graffiti-un-toque-%E2%80%9Checho-a-mano%E2%80%9D-en-la-ciudad/
http://agataolek.com/
http://www.lanacion.com.ar/1391639-crochet-rebelde
http://www.ronniearias.com/columnistas/melinda-sc/el-crochet-busca-revancha_14281.html
http://elblogdedmc.blogspot.com.ar/2011/08/el-ganchillo-y-el-tricot-toma-las.html
http://www.anormalmag.com/entrevistas/agata-oleksiak/
http://www.mundoflaneur.com/arte/magda-sayeg/
http://www.flickr.com/groups/iyd2011/pool/
http://knitthecity.com/
http://www.yarngraffitidocumentary.blogspot.com.ar/
http://lamaisonbisoux.wordpress.com/2012/07/12/la-habitacion-de-punto-de-janet-morton/
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