domingo, 29 de septiembre de 2013

Marina y Ulay



Amor, eternidad, felicidad. Son generalmente tres expresiones a los que asociamos indefectiblemente entre sí y anhelamos poder vivirlos, sentirlos, para siempre. ¿Pero cuánto es para siempre? ¿Cuánto es eternamente? ¿Toda una vida? ¿Mientras dure tu vida? ¿La mía? ¿Cómo estar seguros que ése es el amor? ¿Cómo saber si realmente somos felices o nos autoconvencemos que lo somos? ¿Amor es tener a alguien, o es amar a alguien aún cuando no lo tenemos? ¿Cómo sabemos que amamos a esa otra persona? ¿Es sentir que no se puede vivir si no está? ¿Amar es también sentir dolor? ¿Es creer que si el otro muere ya no hay razón para continuar viviendo?


La verdad no tengo respuestas a estas preguntas. De hecho tengo una visión bastante cínica. Creo que dramatizamos demasiado, que respondemos permanentemente al modelo de amor con el que nos fogonean permanentemente, desde hace siglos y más aún desde hace cien años a través de las películas, los libros, las novelas de televisión de la siesta. Nos creemos el cuento de "... y vivieron felices y comieron perdices". Que el amor es para toda la vida, inalterable, único y vivimos buscando a nuestra otra mitad sin la cual nunca podremos llegar a ser eternamente felices.
Pues creo que se sigue viviendo. Bien o mal pero se vive. Todo depende de nosotros. Tal vez sea un punto de vista bastante práctico de mi parte, por no llamarlo de otra forma. Sin embargo, y a pesar de esta postura me considero una persona fanática de las historias de amor. De hecho perdí la cuenta de la cantidad de novelas que he leído. Cuando era adolescente lo primero que hacía era leer la última parte de un libro para saber si terminaba bien, sino no lo leía. Con los años aprendí a darme cuenta que las historias de amor están lejos de tener un final feliz, pero eso no quita que las disfrute de la misma forma. Es lo que debe ser.

¿QUÉ PASA SI...?

Todo esto viene a colación porque anoche finalmente me senté a ver un link que me habían recomendado: "¿Qué pasa si el amor de tu vida vuelve 20 años después?" escrito por Ronnie Arias, que cuenta y muestra en un breve video el reencuentro entre dos artistas Marina Abramovic (Serbia) y su ex novio Uwe Frank Laysiepen, conocido como Ulay (Alemán). Ambos fueron y son artistas conceptuales, reconocidos por sus performances, artistas del cuerpo.
Marina y Ulay se conocieron en 1975, en Ámsterdam. Cuentan que la primera vez que él la vio, ella estaba desnuda en público y se dibujaba con un cuchillo un símbolo comunista en su vientre. Según los relatos fue más que un amor a primera vista, sentían una conexión especial por haber nacido ambos un 30 de noviembre, pero de años distintos. Se dedicaban de alma, a hacer performances locas y marginales. A los dos les interesaban las personas.  
Tras doce años juntos (cinco de los cuales vivieron en una furgoneta) como amigos, amantes y compañeros de profesión, llegaron las discrepancias artísticas y personales. Inclusive ella llegó a afirmar que cuanto mejores eran sus performances peor era su vida privada. 
Comprometidos íntimamente con lo simbólico, cuando su relación se acercaba al final, realizaron una última performance titulada "Los amantes". En 1988 Marina y Ulay empezaron por separado a caminar en los dos extremos de la Gran Muralla China. Después de una larga caminata, se abrazaron y dejaron de verse durante 23 años.

FRENTE A FRENTE
Muchos años después en marzo de 2010 ella expuso una retrospectiva de su carrera en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) en Estados Unidos, y presentó la performance “‘El artista está presente”, donde tenía que mirar durante un minuto, en silencio, a todos los que se sentaban frente a ella; en una especie de comunicación directa, sin intermediarios; y dejando entrever justamente su crítica hacia los obstáculos del arte tradicional. Lo de Abramovic es una especie de lucha por un arte sin barreras entre los dos extremos de la comunicación.
Pero lo que ella no se iba a imaginar nunca -o tal vez sí- es que después de 23 años se reencontraría con Ulay. Hasta ese momento ella observaba a los que se animaban a sentarse, serena, con una mirada profunda; así fueron pasando muchas personas de diferentes edades y de origen diferentes. De repente, un personaje se acerca, va hacia al encuentro. Marina, una mesa y una silla esperando por alguien. Él, con un caminar desenvuelto, se sienta frente a ella, que mantiene los ojos mirando hacia abajo. Solemne y lentamente va levantando la cabeza. Hasta que lo observa bien y reconoce que frente a ella, está sentado Ulay. Está sorprendida, lo mismo que a él, se le nota en sus ojos. Ese momento de reconocimiento por parte de ella es mágico y la transformación de su rostro, de su mirada es fantástica. En ese instante queda evidenciado el amor real, el que no puede ocultarse, disimularse, ni destruirse con el paso de los años y hasta se convierte en el centro de la performance.
¡Por favor cómo me hizo llorar esta escena!
Me emocionó hasta las lágrimas porque por una vez pude ver amor de verdad, simple, sin vueltas, sin explicaciones, sin palabras, ni nada. La esencia misma.
Vale aclarar que esta escena forma parte del documental "Marina Abramovic: La artista está presente" que reúne en un audiovisual toda la muestra retrospectiva y la performance que se extendió por tres meses.
Ulay estuvo sólo unos minutos, pero fueron suficientes para continuar generando suspiros y lágrimas de emoción en cuanto el público continúa viéndolo años después. Según lo que pude leer, luego de ese encuentro se separaron. Una vez más cada uno siguió con su vida, pero ese brevísimo espacio de tiempo fue suficiente para mostrar la eternidad del amor, el amor de verdad.

Aquí se los dejo, vale la pena que lo miren, lo van a disfrutar, y a entender que hay amor eterno que sólo dura un instante y es suficiente. Sin explicaciones, preguntas, ni teorías. Amor es su máxima esencia.



Fuentes:
http://www.ronniearias.com/nacio-de-mi/compendio-boludeces/que-pasa-si-el-amor-de-tu-vida-vuelve-20-anos-despues-esto_24643.html
http://elimpulso.com/articulo/marina-abramovic-y-su-novio-ulay#.Ukd7qIZFVsI








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