sábado, 1 de octubre de 2011

Karaí Octubre y la costumbre guaraní para salvarse de la pobreza durante todo un año

“La miseria caerá en el décimo mes del año sobre aquel que no fuera previsor”, reza un dicho popular que insólitamente se condice con una leyenda guaraní de la cual conocí detalles hace unos días: “Karaí Octubre”, y que me pareció genial contarles de qué se trata.
Según las distintas tradiciones se sabe que octubre es uno de los meses más difíciles del año, antes que la tierra comience a ofrecer sus cosechas. “Es un tiempo de sensible carestía”, aseguran en las diferentes culturas sudamericanas. Y solamente aquellos que se prepararon podían sobrellevar tales momentos difíciles, en los que faltaba el alimento. Por eso el consejo de preparar un suculento y abundante “Jopara”.

SEÑOR DE LA MISERIA

De acuerdo con la leyenda guaraní, muy arraigada en el Paraguay y también -aunque en menor medida- en las provincias del Noreste argentino, el primer día del décimo mes del año sale del monte un mítico personaje llamado Karaí Octubre (Señor Octubre); un hombre bajito, descalzo y de rasgos duros, vestido a la usanza del campesino paraguayo, con un sombrero de paja y portando un desafiante látigo. Karaí Octubre es la pobreza, la miseria, las penurias, sequías, enfermedades y hasta la muerte.
Nadie lo ve sino una sola vez al año. Aparece para comprobar que se cumpla la tradición. Viene preparado con su rebenque listo para castigar a quienes se atrevan a desafiar la costumbre. Le interesa sobremanera la cocina de cada casa. Pasa hasta donde las ollas están hirviendo sin importarle nada más. Lo ha hecho durante siglos.
Malhumorado y hombre de pocas pulgas el Karaí se pasea por los poblados haciendo sonar el látigo para anunciar su llegada. La mayoría de las mujeres le ceden el paso y le dejan espiar en las ollas. Pero aquellas que no han seguido la tradición y pretenden ahuyentarlo temerosas, no se salvarán del castigo.

SUCULENTO Y ABUNDANTE

Sólo se lo ahuyenta con una olla repleta de comida. Si no encuentra suficiente alimento se queda con esa familia durante todo el año y, además de los rebencazos, la miseria los acompañará por todo el año, con sus nefastas consecuencias.
De ahí que en todas las casas, cada primero de octubre, no falte el “Jopara” (mezcla) bien servido. De esa forma la conciencia de toda la familia quedará tranquila por el resto del año. En cambio aquellos que se resistan y mezquinen la comida de ese día tendrán que convivir con el hambre por el resto del año.
Esta fábula enseña al campesino a prever el alimento para los suyos durante los meses de “vacas flacas”, época que se inicia en octubre y que abarca los últimos meses del año.
De ese modo, la costumbre indica que hay que preparar un suculento y abundante “Jopara” tomando como ingredientes los casi únicos productos disponibles, el locro (o el locrillo) y el kumanda (poroto); que acompañados de verduras (zapallo, cebolla, tomate y kuratû) y mucho queso paraguayo; son hervidos por varias horas hasta que, a punto, se convierta en uno de los platos típicos más apreciados y deliciosos de la zona.
Se cocina en una olla de hierro, con fuego de carbón o leña, en el tradicional brasero. La faena para preparar el “Jopara” lleva prácticamente toda la mañana; al lado se hará hervir la mandioca que se convertirá en el acompañante más indicado.

COMILONA, BAILE Y FESTEJO AL POR MAYOR

De acuerdo con algunos relatos Karaí Octubre es un festejo guaraní que se remonta mucho antes de la llegada de los españoles a América, cuando en la época en que florecían los lapachos, los guaraníes notaban que aflojaban sus reservas de alimento, ya que no había frutos que recoger en el monte y los animales estaban muy flacos por la salida del invierno, y la agricultura que hacían (maíz, mandioca, batata) recién se sembraban a partir de allí.
Con la llegada de los españoles y al convivir con los guaraníes, los colonos observan precisamente que al comenzar la temporada de primavera se quedaban cortos de alimentos y fue así que adoptaron esa tradición uniéndose a la gran comilona y sumando el baile y el festejo.
Inclusive, algunas de las costumbres de los ancianos de las tribus durante el comienzo del mes de octubre era por ejemplo levantarse bien temprano con un arreador en mano y pegar en todos los rincones de la choza diciendo “Para que se retire Karaí Octubre de esta casa”, o bien dejar comida en la puerta de la casa para que el que pasara por allí se la llevara.
Lo cierto es que anualmente en Paraguay y en el Noreste argentino se puede ver a toda la familia reunida este día en torno a la mesa, para consumir el “Jopara” y la humeante mandioca, a modo de preparación para soportar este mes de carencias. Pero también haciendo honor a la moraleja de que el premio es para los previsores y el castigo, para los haraganes.

1 comentario:

  1. Mariel venís a full escribiendo, recién veo este artículo y resulta que ya agregaste otro! Me gusta muchísimo todo lo que tiene que ver con las tradiciones, los orígenes, las leyendas y los mitos (en esto también incluyo el post anterior sobre la primavera y los mitos griegos que me pareció excelente), por eso aporto una leyenda sobre los ñoquis del 29 (por el 29 de septiembre de la semana pasada) y que es mi comida favorita. La historia data de los años 275 al 303 d.c y trata de que una vez San Pantaleón siendo medico, en cierta ocasión pasó por la casa de unos campesinos y les pidió pan de comer, como eran muy pobres solo le pudieron ofrecer “gnocchi” un bollo que se hacía con harina y era bastante precario. En agradecimiento al gesto, les anticipó que iban a tener un año de pesca y cosechas muy bueno. Según la leyenda esto sucedió un 29 y tal como lo había anunciado, la profecía se cumplió. Es así como surge la tradición de poner monedas debajo del plato de ñoquis los 29, para que se multipliquen al año siguiente.
    Si será o no así, poco me importa yo me como el plato completo… y más si son los ñoquis que hace mamá, fantásticos! Jajaj. Besotes

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