Esta es una nota interesante que demuestra cómo detrás de cada objeto, obra, que a veces encontramos en las ciudades, hay historias interesantes. Aquí les dejo una.
Desde una
altura de cinco metros el dios grecorromano del comercio Hermes (Mercurio),
hace casi dos décadas, es fiel testigo de la circulación entre Corrientes y
Chaco a través del puente interprovincial General Belgrano, una de las rutas
principales en el corazón mismo del Ñemby Ñemuha1.
A los pies de
la zona de descenso del viaducto, a pocos metros del área fundacional, se alza
esta figura que fue concebida para homenajear al Mercado Común del Sur
(Mercosur) firmado en marzo de 1991. No se sabe si hay otras esculturas que
fueron engendradas con el mismo objetivo, pero sí fue la primera.
Al menos así
lo asegura el escritor y periodista Alejandro Mauriño, que fue durante su
gestión como subsecretario de Cultura de la provincia, cuando se erigió esta
obra escultórica entre 1994 y 1995.
Como toda
creación de arte público, en su momento Hermes no estuvo exenta de polémica,
aunque dos décadas contribuyeron a echar un manto de olvido. Tal vez en aquel
entonces, aún las comunicaciones no estaban tan desarrolladas como ahora, y
para gran parte de los correntinos pasó totalmente desapercibida; y pese a
estar imbuida de simbolismo, se convirtió en pocos años en un objeto meramente
de adorno en la ciudad.
De hecho no
son muchos los que saben de qué se trata. Cuando comencé a preguntar por ella,
quién había sido su autor, cuándo se había realizado y qué significaba, muchos
reconocieron que no tenían ni idea. Como si hubiera sido emplazada en ese paseo
desde antes de la fundación. De hecho llegué a escuchar que seguramente
representaba a alguno de los adelantados españoles que arribaron desde Asunción
(Paraguay) para fundar Corrientes en 1588.
De todas
formas no había que hacer mucho, tan solo ir hasta el lugar donde está
instalada para advertir que en la placa a los pies de la efigie, están los
datos básicos: "Esta escultura, que sintetiza el tratado cuatripartito
suscripto por las naciones hermanas de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina;
fue erigida entre los años 1994-1995. (...) Figura metálica que representa al
Dios Grecoromano "Hermes"(o Mercurio) protector del comercio y la
comunicación; su autor fue el escultor brasileño, Paulo De Siqueira". Pero
no aporta mayores detalles respecto de la historia que hubo detrás de este
excelente trabajo realizado con chatarra. Y para ello recurrí a quien podía
darme tales datos, el propio Mauriño.
ESCULTOR
BRASILEÑO
La idea de
crear una obra para homenajear al Mercosur comenzó a analizarse en el Gobierno
provincial de aquel entonces, tiempo después de que se firmara el tratado de
integración en 1991 y durante las
gestiones que se desarrollaron para que el Mercado Común del Sur tuviera su
existencia como persona jurídica de Derecho Internacional, que finalmente se
resolvió en el Protocolo de Ouro Preto (Brasil), el 16 de diciembre de 1994.
Por aquel
entonces, en Corrientes, Arte Ahora -el grupo de artistas visuales de la
provincia que fueron pioneros en el muralismo local- se encontraba en su apogeo
y transitaba lo que se llamó su segunda formación. El colectivo artístico
estaba integrado en esa etapa por artistas plásticos, poetas, músicos y
escritores, entre los que más destacaban Juan Carlos Soto, José Kura, Fernando
Calzoni y Jorge Sánchez Aguilar, entre otros.
Este grupo
había conocido, tiempo atrás, al escultor brasileño Paulo De Siqueira, quien
tenía una importante trayectoria artística, sus trabajos se exhibían en varios
estados de Brasil y sus obras habían sido premiadas. Fueron ellos quienes
propusieron el nombre de este artista, oriundo de una república hermana, para erigir
la obra de homenaje al Mercosur.
"Efectivamente,
la gestión fue mía con la colaboración del grupo Arte Ahora, y la verdad me
costó no pocos dolores de cabeza", cuenta Alejandro Mauriño.
Según relata,
desde el comienzo tuvieron todo tipo de inconvenientes con De Siqueira,
inclusive antes de su llegada a Corrientes. "Se le cursó una invitación
formal en la que se lo invitaba a realizar la obra, se cubrían los gastos de
hospedaje, le dábamos un diploma y se iba; él aceptó pero llegó una semana
después de lo pautado. El día que tenía que arribar según lo previsto,
estábamos todos esperándolo en la Subsecretaría, con un diploma, incluso el
poeta Jorge Sánchez Aguilar había escrito una oda de bienvenida para De
Siqueira, pero no llegó. Lo hizo varios días después y con el motor fundido de
la camioneta, así que tuvimos que correr con todos los gastos de mandar el
vehículo al mecánico para que se lo arreglen a nuevo. Lo alojamos en el hotel
de Turismo donde tenía que estar un mes para realizar la escultura e irse, pero
se quedó ¡15 meses!"
Uno de los
puntos que también demandó gestión fue conseguir la chatarra de metal para que
el artista pudiera comenzar la obra.
"Aunque es chatarra, costaba. Tuvimos aportes privados, la Quilmes aportó
hierros, otra empresa también compró metal y un banco puso dinero. Fue una
importante contribución por parte del sector privado", reconoce Mauriño.
En su relato,
el ex funcionario menciona que al principio el artista llegó solo, pero luego
tuvieron que albergar a quien en principio creían que era el hijo del artista
pero luego se reveló, que en realidad era su pareja. "Primero la jugó de
heterosexual, inclusive se puso de novio con una chica correntina, luego nos
hizo creer que su hijo iba a venir a ayudarlo, pero se cayó toda la mascarada y
quedó en evidencia que el que había venido era su novio, instalándose con él en
el hotel. Fue un escándalo".
Dos décadas
después de la experiencia con el polémico visitante, Mauriño reconoce que
"todo fue mal parido desde el principio, porque tendríamos que haber
firmado un contrato para la realización de la obra y los plazos, pero no se
hizo y admito que fue culpa mía".
ULTIMATUM
Las demoras
en la entrega de la obra y los reclamos para que la finalizara llegaron a un
punto extremo en que un día De Siqueira tuvo un ataque de nervios y comenzó a
golpear e intentar destruir la escultura.
"En ese
momento dijimos basta. Una noche fuimos con la policía y retiramos la escultura
de los galpones del ex Regimiento 9 donde estaba trabajando de hacía más de un
año, y la llevamos a un corralón municipal que funcionaba por calle Lavalle,
donde hoy se encuentra el Mercado de Productos Frescos. El brasileño a los
gritos reclamó que le habíamos robado la obra; así que se le pidió que se
calmara y se le dieron dos opciones: terminaba la obra en 15 días, le dábamos
un decreto declarándolo artista del año y le pagábamos 1.500 pesos -que
entonces representaban 1.500 dólares por la paridad con la moneda extranjera- y
se iba tranquilo; o al contrario, tirábamos la obra a la basura y al día
siguiente lo echábamos del hotel y se iba con lo puesto. Finalmente terminó
aceptando, no tenía más opción. Culminó, ensambló a Hermes en una semana y se
fue, no se quedó ni para la inauguración", relata Mauriño.
"Es que
la demora había sido excesiva, fueron 15 meses los que tardó; nosotros
estábamos convencidos que retrasaba todo a propósito, porque en lugar de
trabajar en el proyecto por el cual se lo había convocado, creaba esculturas de
pequeño tamaño, con las que organizaba exposiciones en Corrientes y Resistencia
y aprovechaba esas ocasiones para venderlas".
Inclusive
cuenta que se hicieron varias versiones de la misma placa para colocar en el monumento, porque se fijaba una fecha de
inauguración que luego debía suspenderse porque el artista no cumplía con la
entrega. "Tuvimos tres placas con fechas distintas, un día incluso nos
dejó plantados con la grúa lista para trabajar, no apareció".
Pero más allá
de todos los contratiempos y anécdotas que tuvo que pasar con De Siqueira,
Alejandro Mauriño reconoce que "por un lado era un loco que te llamaba a
las tres de la mañana para pedirte cualquier cosa, hasta lo más insólito, y lo
querías matar; y por el otro, era un genio delirante que hacía obras
magistrales, tomaba pedazos de metal a los que nadie daba ningún valor y con su
imaginación les iba dando formas maravillosas. Sin ir más lejos, más allá de
todo la escultura de Hermes es perfecta, hay que ir a verla, apreciar los
detalles, lleva casi veinte años y sigue intachable".
REPROCHES POR
UN DIOS PAGANO
Pero ese no
fue el único inconveniente que tuvieron con la escultura. Tras la inauguración
de Hermes comenzaron los llamados telefónicos
a la Subsecretaría de Cultura. Cuenta Mauriño que, en general la
escultura el gigante metálico fue bien recibida por la comunidad correntina,
que admiraba el trabajo de soldadura de las distintas piezas. No obstante
también tuvieron fuertes censores.
La sociedad
correntina tiene una fuerte raigambre religiosa, que quedó en evidencia al
expresar su reproche hacia la elección de una figura de un dios pagano, para
homenajear una acuerdo internacional con países hermanos.
"La
gente admiraba la obra con curiosidad, pero hubo un grupo de ultra católicos
que llamaban para criticar porqué habíamos puesto un dios pagano justamente en
ese lugar, en el área fundacional donde se encuentra la ermita con la cruz. Me
cansé de explicarles a cada uno que la obra es netamente un símbolo, que no
íbamos a rendirle culto a Hermes, que la escultura tiene una alusión alegórica.
Fue bastante difícil que se entendiera, pero finalmente creo que comprendieron el
significado".
Historias y
anécdotas, que sin duda, no se pueden dejar de conocer, que son parte
indivisible de esta efigie que Paulo De Siqueira legó, más allá de las
críticas, a los correntinos y al Mercosur. La obra está intacta, sólo el avance
del óxido permite, comprender el paso del tiempo; la escultura de Hermes
continúa allí, a la vista de todos, testigo mudo y representación de una
integración comercial que por el momento se mantiene entre los países que
integran el Mercosur.
DATOS DE LA
OBRA
- Autor:
Paulo De Siquiera
- Fecha de inauguración:
3 de agosto de 1995
- Materiales:
chatarra metálica.
- Técnica:
Múltiple (soldadura fuerte, doblado de alambre y atornillado).
- Dimensiones:
6 metros de altura total, hasta la punta del báculo, 5 metros a la altura de la
cabeza.
- Peso: tres
toneladas pesa la efigie; con el resto de las figuras ubicadas al pie de la
obra, cinco toneladas.
PAULO DE SIQUEIRA
El artista
Paulo Batista De Siqueira nació el 26 de julio de 1949 en Soledade, un
municipio brasileño del estado de Rio Grande do Sul y falleció un año después
de dejar Corrientes, a los 47 años, el 30 de julio de 1996 en Chapelcó, una ciudad
del estado de Santa Catarina.
Según los
relatos biográficos, era hijo de María De Siqueira y no conoció a su padre. Su
madre se trasladó con su hijo, a Passo Fundo una localidad de Río Grande del
Sur donde vivió y trabajó como cocinera en un instituto de educación. Allí
Paulo pasó su infancia y recibió instrucción. Estudió hasta segundo año de la secundaria,
pero luego abandonó la escuela para dedicarse al arte.
Los pocos
datos que se encuentran de él hacen referencia a que era autodidacta,
excéntrico y dueño de una personalidad muy fuerte. Su iniciación artística tuvo
lugar a los 16 años, en 1965, cuando realizó su primera exposición en Passo
Fundo y ganó el 1° lugar en las competiciones organizadas por la RBS TV, una
emisora de televisión del Brasil afiliada a la Red Globo.
Fue escultor,
ceramista, muralista, pintor y decorador. Usando su sensibilidad y
conocimientos adquiridos en las decoraciones, en 1972 ganó el concurso de
carrozas en la Fiesta de la Uva en Caxias do Sul.
Cuentan que
Paulo De Siqueira supo valerse de las esculturas en la medida necesaria,
dejando un gran espacio para la búsqueda de la modernidad. Desarrolló una
carrera equilibrada, servido por el espíritu creativo y exuberante, abocado a
la transformación de materiales de desecho en obras de arte. Era impredecible y
espontáneo y siempre insistía: "Yo soy un ser libre". Se dedicó a la
pintura, "para descansar del agotador arte de la escultura", del que
dejó un total de 60 obras.
Participó en
más de 30 exposiciones individuales y colectivas, y dejó una importante huella
en murales pintados en los edificios públicos de Passo Fundo, Chapecó, Estado
de Santa Catarina Sao Miguel D' Oeste y otras ciudades.
En los años
90 se le diagnosticó que era VIH positivo. Antes de su muerte en 1996, recibió
numerosos honores. Murió el 30 de julio y fue enterrado el 31 de julio en el
Jardín del Edén Cementerio en Chapecó.
1 Mercado Común del Sur (Mercosur) en
idioma guaraní.
NdeR: Nota de
Mariela Mioni, publicada en el suplemento La Correntina del diario Norte de
Corrientes. 27 de Septiembre, 2014. Fotografías: José Blanco Decoud.
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