“Brindis
del alba hay que beber” indica la costumbre popular correntina para el 1° de
agosto y hace referencia directa a la caña con ruda. Pero ¿Probaron alguna vez
en ayunas los tres traguitos de este brebaje? Algunos me dirán que soy una
flojita y exagerada pero les aseguro que es una bebía MUY fuerte y amarga. Más
para tomar con el estómago vacío. Si uno sorbito es mucho, ni les cuento lo que
hacen tres…
Dicen
que es para protegerse de los males que acarrea el mes de agosto. Y si bien
para cuando terminaste de empinar el vasito, te lagrimean los ojos, también es
cierto que te calentó el cuerpo y te quemó la garganta, el esófago y el
estómago.
Hay
algunos que la llaman la vacuna folclórica y durante el 31 de julio y el 1° de
agosto de lo único que se habla es de la caña con ruda. Es una tradicional
propia de Nordeste argentino pero que se ha extendido hasta los puntos más
recónditos del país e inclusive del mundo.
Desde
hace años veo a los correntinos tomar como si nada me queda claro que en
realidad es más una excusa para beber que por la creencia en sí. Una razón para
juntarse ya desde tempranito o de pasada en la calle, siempre hay alguno
ofreciendo el elixir contra todo mal.
Por
supuesto en Corrientes se escucha de todo, inclusive que hasta contribuye a
terminar con la “frialdad conyugal”, jajajajajaja. Quienes saben de esta cura
milagrosa, recomiendan que la preparación deba hacerse 18 días antes del día
clave. Dicen que se debe frotar lentamente la ruda entre las palmas de la mano
y en un litro de caña generalmente se colocan dos o tres gajitos de la mágica
hierba.
Inclusive
afirman que si no se toma algunos traguitos de este preparado, el hombre esta
expuesto a sufrir los males de agosto, y que San La Muerte puede andar
rondando. Entre las creencias mas destacadas tenemos: si una persona sufre
fractura de huesos nunca mas sanará; si algún anciano es atrapado por la
calentura, es decir alta fiebre, morirá; los domadores se exponen a una muerte
segura en sus ocupaciones y un sinfín de posibilidades malignas tanto en el
cuerpo como el espíritu, pues pueden ser presa fácil de algún payé.
Me
puse a buscar (como siempre) y encontré un buen escrito de un arquitecto local,
Andrés Salas, quien investigó mucho sobre las costumbres de esta zona. Aquí se
los dejo porque amplía muy bien sobre el origen de esta tradición, que si bien
se mixturó con la cultura guaraní, no es propia de estas tierras.
Dice Salas:
Una
de las costumbres habituales que perduran lozanamente es la de beber la Caña
con Ruda todos los primero de agosto. Cada año, se renuevan las propuestas y
recomendaciones para iniciar ese mes de reconocida mala fama, embicándose unos
tragos de Caña con Ruda, ya sea a nivel familiar o en distintas ceremonias que
congregan a numerosos adictos a esta liturgia, en la que se conjugan travesura
y el respeto consabido: "Por las dudas, que no existen brujas, pero que
las hay... las hay".
Practicantes
de ese rito, a menudo me planteaba - mientras sorbía filosóficamente esa caña
con ruda, de doloroso sabor en la medianoche del primero de agosto, cuál sería
la razón y ser de esta costumbre, donde se suman creencias, magia, ritos y
leyendas en un revoltijo de simbolismos.
Muchos
defensores de lo guaranítico a ultranza, consultados, me aseguraban su origen
en la mitología de esta raza, pero con argumentos más de tipo emotivo que con
datos veraces, de manera tal que fui recabando mayores informaciones de otros
estudiosos del folclore del país, del Paraguay y sur de Brasil, y a aquellas
naciones que aportaron su inmigración. No está de más recordar el poblamiento
de nuestro país, cuando millones de inmigrantes convirtieron tierra infinita en
uno de los países ricos y prósperos del globo terráqueo. Y que junto con sus
familias y con sus pertenencias, aquellos inmigrantes trasladaron sus
creencias, costumbres y lenguas que convirtieron al país en esa inmensa
ensalada, rica en matices y con sorprendentes modalidades que crecieron como
grupo, se enriquecieron, se aggiornaron y finalmente pasaron a menudo de la
intimidad al espacio público.
Creo
que un hecho significativo es que en la abundante literatura sobre leyendas de
la flora guaraní (sobre el laurel, el mburucuyá, las tacuaras, el irupé, el
mate, el isipó, el aromillo, etc.) no aparece la Ruda. Otro aspecto relevante
es aquel que señala la diferente concepción del tiempo en los aborígenes. En
efecto, el pensamiento europeo concibe un pasado, un presente y un futuro en un
proyecto de vida. En cambio, en el pensamiento aborigen se vive en una suerte
de presente continuo, al día. Y mal pueden pensar en un calendario de
anticipación quienes solo viven al día y guiados por los ciclos naturales.
Como
dato de interés destaquemos que en Santiago de Chile se registran recetas de
sacerdotes jesuitas del año 1767 donde participa la ruda en distintos
tratamientos.
NI MACHO, NI HEMBRA,
HERMAFRODITA
La
Ruda es una especie europea, que no es autóctona de América. Se la conoce en
Francia y en Inglaterra como Rué, en Alemania como Raute y en Rusia e Italia
como Ruta. En holandés es Winjrui y en portugués se llama Arruda. El origen del
término y su etimología nos llevan al latín, (Ruta) y al griego (Reuo) y que
significaba salvar o proteger. Luego se da su posterior pasaje a las lenguas
Romances.
Raúl
Martínez Crovetto define claramente a la especie y contribuye así a su
reconocimiento. El primer punto que debemos señalar es que no existen las
especies Ruda macho y Ruda hembra, como es habitual escuchar, aún por las
innumerables vendedoras de yuyos medicinales. La especie es hermafrodita.
La
Ruda Macho es la Ruta chalepensis L y la Ruda Hembra es la Ruta graveolens L
que en algunos casos se la conoce como Ruda Negra. Ambas especies se
diferencian en varios aspectos y coinciden en su fuerte y penetrante olor,
considerado como fuerte y desagradable, agripicante y por tal razón su extensa
fama polivalente.
Ambas
son rizomatosas de raíz leñosa, y de crecimiento rápido al sol y toleran
heladas y bajas temperaturas inferiores a los cero grados.
La
planta conocida como Ruda macho mide 100 cm. de altura, tallo cilíndrico y muy
ramificado, tiene sus hojas carnosas, alternas, lampiñas y pecioladas con finas
divisiones y de color verde azulado. Su flor verde amarillenta tiene el cáliz
de cinco pétalos. Se presenta en distintas variedades, pero siempre de mayor
tamaño que la conocida como hembra.
Una
de ellas crece en terrenos pedregosos y muy soleados (R. Angustifolia), otra (R
Bracteosa) en sitios baldíos, sin ninguna clase de cuidados, y la Montesina (R
Montana), de hojas muy pequeñas y de fragancia mucho mas fuerte que las anteriores,
recibe ese nombre por crecer en forma silvestre en laderas del viejo mundo
(España, Italia y Grecia).
La
variedad Chalepensis L es la más difundida en toda América.
La
ruda conocida como Hembra o sea la Graveolens, es de menor tamaño, no supera
los 50 cm. de altura, y el tamaño de sus hojas y pétalos es también menor que
la otra.
Probablemente
esa categori-zación de macho y hembra derive del tamaño diferente entre ambas
variedades, y de las pautas de culturas machistas, que asocia, el tamaño a la
fuerza y al poder.
De
ambas especies, se emplean las hojas y los frutos en distintas preparaciones.
DESDE LA INDIGESTIÓN
HASTA LOS PARÁSITOS Y PARA TODOS LOS DOLORES
Existen
referencias concretas que ya se usaba en Grecia con fines curativos Abundan,
así, testimonios de Hipócrates, los estudios de Linneo (1707-1778) y otros
científicos.
Como
buena parte de nuestra cultura, sobre todo en el terreno de las herencias intangibles,
fueron los romanos quienes la trasplantaron material y espiritualmente en sus
conquistas, y la llamaban Hierba de Gracia con lo que su difusión fue amplia.
Tanto
es así, que en Inglaterra su uso era muy difundido en el 1500, y de acuerdo con
testimonios escritos, su difusión en el pueblo era amplia. En la obra de
William Sheakespeare. Ricardo III, se hace alusión a esta hierba (la Herth of
Grace), lo que marca su vigencia.
En
algunas publicaciones se menciona a un sabio del año 70 después de Cristo
llamado Dioscórides Pedanio, quien ya describía las bondades de esta especie en
lejanas épocas, cuando no existían farmacias, ni obras sociales. Existen otros
testimonios de un médico napolitano llamado Piperno, que la recomendaba contra
el vértigo y la epilepsia.
Lo
mismo que en Gran Bretaña sucede en España, y son aquellos aguerridos
conquistadores quienes embarcan esta hierba en su viaje y la trasplantan a
tierras americanas.
Corroborando
lo que decíamos acerca del aporte inmigratorio, la Ruda y sus alcances se
expresan hasta en el cancionero porteño, como lo refleja Héctor Gagliardi en su
visión de la italiana que regentea un conventillo. Tiene un remedio clavado:
"para curar el empacho hace un té de ruda macho, a cualquier
indigestado".
La
acción de la Ruda es curativa, y según la bibliografía sirve para distintas
patologías, entre ellas:
Para
abrir el apetito, para facilitar digestiones, para eliminar los parásitos o
vermes intestinales (en este caso se ordeña a la vaca sobre un recipiente con
hojas de ruda, y esa leche se debe beber en ayunas).
Es
emenagogo (facilita la menstruación) y carminativa.
Es
abortiva y ese es uno de los usos más comunes en las mujeres.
Es
antiespasmódica, y sus hojas se emplean para calmar dolores de oído o de
cabeza.
Para
el corazón, contra palpitaciones y dolores.
Para
dolor de oídos: exprimir hojas de Ruda, y tapar con un algodón. Es conveniente
apretar una hoja contra la oreja hasta que ella haga ruido (en guaraní, el
sunú).
Para
reavivar un desmayado, hojas de Ruda machacadas en la nariz.
Para
hacer gárgaras, disueltas en agua tibia.
Las
hojas picadas en polvo, contra la sarna y otros problemas de piel.
Mezcladas
con aceites para hacer fricciones o en pomadas antireumáticas.
En
áreas rurales, se hace un té de esta especie la noche anterior al 1 de agosto,
se hierven unas hojas de Ruda, y se deja reposar la infusión, para bebería a la
mañana siguiente en ayunas y de tres tragos. En estos sitios perdura la idea de
que el cuerpo se enferma por la penetración de espíritus malignos y la Ruda es
lo aconsejado como santo remedio.
Es
importante y habitual la vigencia de números cabalísticos, como el tres y el
siete, infaltables en el recetario popular, y así tratamientos o infusiones
cumplen con esos parámetros (beber tres traguitos en ayunas, aplicar las hojas
siete días en la sien del enfermo. Etc.).
ANTÍDOTO CONTRA LOS
MALES Y PESARES
Pero
la Ruda trae como valor agregado esa fama de curar, de servir para esquivar
males y ser de acuerdo con su composición, efectiva para diversos pesares del
alma.
Recordemos
que las creencias en “payés” y “saladuras” son parte de la vida cotidiana
local, y precisamente es la Ruda el principal antídoto, usado de diferentes
formas. De esta manera, forma parte de la confección de payés y puede ser
aplicada directamente, bebida en diferentes sistemas, o aspirar su aroma
penetrante. Una de las principales cualidades es la de ser una especie
preventiva.
Tan
fuerte es su fama, que primitivamente la iglesia usaba un ramo de Ruda para
bendecir con el agua bendita, y la llamaban la "Hiberta del
Arrepentimiento".
Esta
hierba, de acuerdo con la sabiduría popular, se debe plantar en el ingreso de
la vivienda, a la izquierda, y tiene la cualidad de absorber las malas ondas o
los maleficios de algunos visitantes. Se asegura que actúa como espejo,
devolviendo las ondas de los mufetas (también llamados fulmine) que nunca
faltan en estas latitudes (tocar madera). Cuando se seca la planta hay que
renovarla inmediatamente, pues saturó su capacidad de absorción de excomúnicas.
Estas
plantas, ya sean macho o hembra, son parte del stock de todas las yuyeras de la
provincia, y ellas se ofrecen en importantes cantidades, lo que indica una
renovación constante. Pero desconocemos si es por la existencia de exagerado
número de mufetas (o malas ondas) o de las chambonadas de los propietarios,
como el autor de esta nota.
Son
habituales las recomendaciones de las yuyeras, que indican atarle el tallo con
una cinta roja y hablarle a la plantita para evitar que se seque y haya que
renovarla.
Por
otra parte, un uso frecuente en la región es el de quemar las hojas
conjuntamente con plumas de tero y crines de baguales, ahumando los espacios
muy "cargados" para ahuyentar maleficios. Otro uso, de última
generación es el de consumirla con relación al perdón. Parece ser que quien la
toma, olvida, perdona y se perdona, sobre alguna mala acción cometida.
Además,
se usa como amuleto. En este caso, se deben llevar las hojitas en ropas
interiores, o ubicarlas en cunas infantiles y en las ropas de cama, o colocarse
también, algunas de sus hojitas detrás de la oreja, cuando se formulan
tratamientos.
Conocidos
investigadores como Sara Newbery o Félix Coluccio incorporan descripciones y
usos de esta planta, que van desde los baños al acompañamiento de otras especies
con espíritu (laurel, romero, salvia), liturgias con rezos, ejecución de cruces
con sus ramas, etc.
A
su vez, la investigadora tucumana María Esther Silberman de Cywiner aporta una
desconocida relación entre las herencias de la colectividad sefardí y la Ruda,
que se manifiesta en innumerables hechos ligados a la liturgia religiosa
específica y a las creencias del Noroeste argentino vinculadas al culto de la
Pachamama, donde las apachetas marcan hitos en el paisaje árido, en un campo
apasionante por la vigencia de lo simbólico. Y cuyas ceremonias precisamente
coinciden con esta fecha del 1 de agosto.
La
vigencia de la ruda en el cancionero sefardí es coherente con su presencia
constante en la vida de esa comunidad, desde el nacimiento, con la circuncisión
y otras costumbres aún usuales en el NOA y en el NEA.
En
el ámbito de la agricultura, la ubicación de plantas de ruda es habitual en
cultivos de otras especies, como tomates, frutillas u hortalizas, para
protegerlas de los pulgones y plagas, o para ahuyentar las víboras y alimañas
abundantes en el área rural. Según algunos observadores, esta costumbre
derivaría de la mano de obra usual en estas explotaciones, en su mayoría
bolivianos, que han aportado a su vez sus tradiciones en las que el culto a la
Pachamama coincide con el uso de la ruda en sus ceremonias.
En
definitiva, vemos que se trata de una especie de amplio espectro y que goza del
reconocimiento generalizado en la sociedad, y de ahí deriva el dicho mas
conocido que la Ruda", y que sin embargo, como una paradoja, es una gran
desconocida.
LA CAÑA, ESE PONCHO
INTERNO
El
alcohol es un nombre de origen árabe (khol), y la destilación de bebidas a
partir de vegetales es un arte en el que las distintas culturas aportaron lo
suyo, siendo habituales los aguardientes, las grapas y otros brebajes a los que
los pueblos son adictos. Cada pueblo tiene su bebida peculiar: Así, el coñac
francés, la ginebra holandesa, el whisky escocés, la grapa italiana, etc.
Volvamos
a recordar que Corrientes tiene profundas herencias guaraníticas, y que durante
siglos su integración con el vecino Paraguay fue mucho mas fuerte que con la
distante Buenos Aires. Y de paso, recordemos la afición popular al alcohol, en
todas sus alternativas, en todo el nordeste nacional.
En
el Paraguay, la bebida habitual es la llamada Caña paraguaya, conocida en
épocas pasadas como Guaripola, una de las marcas comerciales más populares.
Esta bebida, de amplia difusión en la región y que llegaba al Río de la Plata,
tiene un particular sabor y bouquet, que no pudo reemplazarse en el resto de la
geografía nacional, quizás debido a los vegetales usados, o al tipo de agua.
Pero es como el whisky escocés, característica... y difícil de falsificar, a
pesar de contar en esta provincia con los insumos adecuados
En
esta zona, la caña se consume con innumerables excusas. Cuando hace frío, como
poncho interno. Cuando hace calor, como refresco. Cuando hay tristeza, para
matar las penas. Cuando hay alegría, para festejar. Para abrir el apetito o
para bajar la comilona, para darse animo y coraje, para meter a algún santito
en la botella hasta que cumpla lo solicitado... y hasta para cuidar la salud.
La
guaripola, en el decir del folklorólogo paraguayo Mauricio Cardozo Ocampo, es
un emporio, que puede brindar felicidad o desdicha, según su uso, prudente o
descontrolado.
Existen
innumerables canciones, dichos y ñeengás dedicadas a esta bebida tan
particular.
SIMBIOSIS POPULAR
Probablemente,
como tantas de las simbiosis que se dieron en nuestras tierras, se integraron
las cualidades de la Ruda con las de la caña, y así nació esta costumbre tan
nuestra, que hasta cuenta con festivales en diversos sitios de la región, los
que suelen iniciarse la noche del 31 de julio con distintas liturgias.
Pero
sobre todo, en el corazón de cada vivienda, y donde vive un correntino exiliado
de su tierra, sobrevive esta costumbre, tan ligada a su mundo emocional y
afectivo. Generalmente se introducen las hojas o una ramita de la Ruda en la
botella, donde se produce la anhelada química protectora, y se consuma la
"poción mágica". Algunos lo hacen 7 días antes, pero la mayoría de
los hogares guardan esa botella, que sale a relucir cada año en esa fecha,
hasta agotar el contenido.
Varían
las modalidades de su ingesta. En algunos casos se espera en ceremonias especiales
la cero hora del primero, para realizar las libaciones, mientras que en otros
casos ellas se hacen antes del desayuno y los mates matutinos, en compañía de
la familia, y en ese caso se mojan los labios de los bebés, a en caso de
viajar, se traslada una petaca con el brebaje para no fallar al ritual,
modalidad practicada por el autor de esta nota en sus frecuentes viajes.
Relata
Miguel López Breard que cuando se bebía esa caña invitado en alguna casa, los
invitados le dedicaban una copla, de la que el autor recopila muchísimas en sus
libros. Una de ellas dice "aguardiente maliciosa,/ que al cura empedaste,
/ al sacristán dejaste loco, / ¡Pero a mí, ¡que me vas a hacer / si de hace
rato te conozco...".
Recordemos
que Rodolfo Kusch señalaba que el indígena privilegia un saber de la vida antes
que de las cosas. Y que en sus culturas, se resuelve el miedo ante el acecho de
fuerzas negativas buscando un brujo o payé y elaborando el conjuro: su verdad
es eso: una verdad de conjuro.
El
europeo, en cambio, y especialmente a partir del Renacimiento, busca
"escamotear" el miedo, elaborando los elementos que permitan
dominarlo y desalojarlo de la realidad (así crea la seguridad de la ciudad, de
la ciencia, la técnica, a partir de las cuales el hombre se convierte en
agresor del mundo),
El
nativo americano, en cambio, se siente afectado por el mundo, no intenta vencer
el miedo, sino mas bien resistirlo, y de allí la necesidad del conjuro como un
modo de restablecer el equilibrio, donde el miedo subsiste, pero controlado en
sus efectos.
Referente
a la fecha elegida, probablemente lo sea por ser agosto un mes de mala fama,
muy frío y extenso con sus 31 días. Pero en realidad, el mes más temido aquí y
en el área rural, sea el de Octubre, con sus lluvias, por lo que tiene una
densa historia registrada en el excelente relato Karaí Octubre de Franklin Rúveda.
Y
en esta sociedad globalizada y anómica, la perduración de estas costumbres es
una referencia elocuente del peso de tradiciones y paradigmas, ligados a la
religiosidad popular.
En
una región donde perduran las raíces guaraníticas, esta herencia viva demuestra
como se asimilan y se entrelazan leyendas, mitos y costumbres, fuertemente
entroncadas con las creencias mas profundas de cada uno de nosotros.
Y
en lo concerniente a beber brebajes alcohólicos, estudios científicos,
demuestran que la abundancia del consumo de chicha en grupos aborígenes, los
prevenía de las enfermedades habituales en los hombres blancos, como ser los
cálculos hepáticos o biliares, la gota y el asma. Además estos muchachos,
llegaban a ancianos con todos sus dientes, algo que hoy no sucede en nuestra
cultura de visitar regularmente al dentista.
Lo
cierto es que si llegaron hasta aquí con la lectura, les debo un premio (Jajajajjaja,
no, mentira). Pero con todo lo que se enteraron hasta tendrían que estar listos
a salir esta noche o mañana temprano y en ayunas a buscar algún corazón
caritativo que esté dispuesto a compartir tres traguitos de su brebaje. A no
pasarse, dije sólo tres!!!!
Hola. Excelente texto, hay mucha investigación. Gracias por compartirlo. Una consulta: ya que recordaste al texto de Rúveda sobre Karaí Octubre. ¿Lo tenés a mano? ¿Es posible difundirlo? Hace mucho que lo busco y no lo encuentro por ningún lado. Muchas gracias
ResponderEliminarMuchas gracias por compartir la información, la ruda en general, tiene amplias propiedades tanto curativas como esotericas, y ello justamente la convierte en una planta sumamente benefica
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