martes, 31 de julio de 2018

Porqué no jugar al Amigo Invisible en la oficina


Salvando las distancias del origen, la tradición y la fecha en que se juega al Amigo Invisible, últimamente me siento más bien el Grinch de cada 20 de julio. Y pese a que llevo cinco años participando en este juego en la oficina, tras las experiencias vividas, he decidido no volver a jugarlo.




Si no se establecen puntos claros para el juego –tal como ocurre desde hace cinco años en mi trabajo–, sin duda entrará a regir la primera ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, seguramente saldrá mal”, y ésta se aplicó a cada una de las oportunidades en que jugué.

El primer año: dos esmaltes de uñas (uno rosa, otro nude, que en mi vida no usaría jamás); el segundo: un chocolate comprado de último momento en un supermercado y sin estar envuelto en papel de regalo; el tercero: una especie de saquito de lana gris y negro (de mangas cortas!!!! Ni siquiera chaleco) que parecía un deshabillé de la abuela (imposible de usar); el cuarto año: una botella de un espumante barato y el quinto año: una billetera de hombre de origen chino de muy baja (bajísima) calidad.

Conclusión: esto me llevó a escribir un decálogo de por qué no jugar al Amigo Invisible en la oficina:

-       - Porque no son tus amigos.


-       - Porque no te conocen, no saben tus gustos y tampoco quieren saberlos.

-       - Porque siempre está el que no conoce o no respeta las reglas (si las hubiera), nunca jugó y para peor no pregunta cómo se juega, lo que lo lleva a hacer cualquier cosa.

-       - Porque hay gente que no le interesa jugar y sólo lo hace por compromiso, por quedar bien con el resto.

-       - Porque siempre hay alguno que se olvida, no tuvo tiempo, o no supo qué regalar, entonces no entregará regalo y siempre alguien se quedará sin su presente.

-       - Porque te pueden regalar algo que no te gusta, no pertenece a tu género, está roto, vencido o no está envuelto.

-       - Porque siempre hay alguno que se olvida de poner el nombre a quién va dirigido el regalo, y siempre queda un presente dando vueltas sin dueño en la caja.

-       - Porque siempre el regalo que compres para tu amigo invisible, será mejor que el que recibas y porque el resto de tus compañeros siempre recibirán mejores regalos que vos.

    - Porque la parejita estrella de la oficina (siempre, siempre, siempre hay una), se pondrá de acuerdo para sacar -"por casualidad"- unos de sus nombres para aprovechar a regalarse algo que quieren y zafar de cumplir con alguno de los compañeros.

-       - Porque aunque te enteres quién te regaló, no vas a poder decirle que es una porquería, que para eso no te hubiera regalado nada. Para peor vas a tener que poner cara de felicidad, como si te gustara, te pareciera fantástico y estuvieras súper agradecida por cómo pensaron en vos.


Y aquí está la fotito del regalo que recibí este año






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