jueves, 21 de febrero de 2013

Erzsébet Báthory, la mujer que inspiró las crónicas más sangrientas (Parte 1)


¿Qué estaríamos dispuestos a hacer para  seguir viéndonos siempre jóvenes y bellos?

La respuesta está más que clara: de todo. Sin duda echaríamos mano a cuanta crema y tratamiento estuviera a nuestro alcance para vernos bien. Y no me vengan a decir algunos que no les importa cómo se ven, porque no les creo. Todos, unos más otros menos, nos preocupamos por el paso del tiempo.

Y esta preocupación no es nueva. De hecho es tan vieja como la humanidad. Lo que cambió fueron los métodos y la tecnología, se perfeccionaron justamente con el correr de los siglos.

El camino de esta obsesión por la belleza estuvo transitado por todo tipo de personajes, geniales, locos y hasta asesinos. Entre ellos sobresale una mujer que quedó apodada como la “Condesa Sangrienta”: Erzsébet Báthory.




Ésta aristócrata húngara se ganó semejante apelativo porque acostumbraba a degollar muchachas vírgenes para bañarse en su sangre, en la creencia de que así prolongaría su vida y juventud eternamente.

Por esta razón es considerada aún hoy la mayor asesina en masa de la historia de la humanidad, tras haber provocado la muerte de más de 600 jóvenes entre 9 y 26 años. Tiene el record Guiness por ser la mujer que mayor cantidad de asesinatos cometió, 612, e influyó en Bram Stoker al igual que en otros escritores de crónicas vampíricas, como así también en los poetas malditos, en el heavy metal y, sobre todo, en la cinematografía de terror.

Sin duda Báthory es un personaje de lo más espeluznante pero también interesante. Se dice que era pariente lejana de Vlad Tepes el empalador (convertido en Drácula por Stoker); pero además existe toda una corriente de fanáticos y estudiosos que aseguran que la cantidad de muertes que se le atribuyen es una mentira, una infamia de sus enemigos políticos creada para apoderarse de la riqueza y poder que tenía esta mujer en el siglo XVII.

Culpable o inocente, lo llamativo son las historias que se tejieron a su alrededor a lo largo de los siglos.


TRANSILVANIA – SIGLOS XVI - XVII


Erzsébet (Elizabeth - Isabel) perteneció a la dinastía centroeuropea de los Báthory, cuyos miembros fueron cardenales, príncipes y hasta reyes. Nació en Nyírbátor, en la región de Transilvania (actual Rumania) el 7 de agosto de 1560 y su infancia transcurrió en el castillo de Csejte.

Su nacimiento ocurrió dentro de un matrimonio consanguíneo: su madre Anna Bathory de Somlyó, hermana del rey Istvan I de Polonia, se casó en terceras nupcias con su primo hermano el barón György Bathory de Ecsed, ambos hijos de voivodas1 y príncipes transilvanos. Erzsébet no era una noble cualquiera, en ella confluían las dos ramas principales de la casa Báthory, los Somlyó y los Ecsed, de origen protestante.

La pareja tuvo siete hijos: cuatro fueron abortados y dos hijas más, Sofía y Klara. Se dice que ellas dos murieron a manos de George Dozsa, un campesino rebelde que se dedicó a tomar los castillos de los nobles húngaros y a asesinarlos a todos. Erzsébet se salvó milagrosamente cuando el bandolero atacó el castillo de su familia.

Según los múltiples relatos que encontré, cuentan que cuando capturaron a Dozsa, lo torturaron de formas increíblemente sangrientas y que la pequeña Erzsébet presenció todo: las torturas, las ejecuciones, la disposición de los cadáveres. Una experiencia que la marcaría para siempre. Dicen que a los cuatro o cinco años de edad, la niña sufrió de violentos ataques, quizás causados por epilepsia o alguna otra enfermedad neurológica; pero que remitieron pocos años después.

De todos modos, aparentemente sufría de fuertes jaquecas y sus gritos retumbaban por el castillo. Los relatos aseguran que ella hacía llamar a sus sirvientas, cuanto más entradas en carnes mejor, después se abrazaba a ellas fuertemente y las mordía el hombro con todas sus fuerzas, arrancando el trozo de carne y masticándolo, mientras escuchaba los gritos de la pobre sirvienta que, mágicamente, calmaban sus dolores.

Otro método al que estaba acostumbrada Erzsébet desde chica para aliviar sus migrañas era el que consistía en ponerle sobre la frente, un pichón vivo al que le abrían las entrañas en el acto junto a su cama, si no estaba caliente, ella no notaba ningún alivio.

Cuando Erzsébet sufría los tremendos dolores de cabeza, los criados confesaban sentirse aterrados y decían que se escuchaban sus alaridos durante horas, y que en ese estado era casi imposible acercarse a ella, ya que entraba en tal histeria que además de morder, arañaba y arrancaba el cabello del valiente que se le acercara.

De todos modos la pequeña Erzsébet fue creciendo y volviéndose adicta a talismanes, conjuros, pócimas de mandrágora y belladona, hierbas de condición alucinógena (que en aquella época eran usados para mermar el dolor de parturientas y heridos de guerra); de esa forma, desde muy chica se aficionó a las drogas, hechizos y a la brujería, haciéndose completamente dependiente.

A los once años fue prometida con su primo Ferenc Nádasdy, quien era conde. A los doce empezaron a vivir juntos en el castillo de él y dicen que la joven nunca tuvo buena relación con su suegra, Úrsula.

A diferencia de lo que era propio en la época, recibió una buena educación y su cultura sobrepasaba a la de la mayoría de los hombres de entonces. Las crónicas de la época relatan que “era excepcional, hablaba perfectamente el húngaro, el latín y el alemán, mientras que la mayoría de los nobles húngaros no sabían ni deletrear ni escribir (...) hasta el Príncipe de Transilvania era prácticamente analfabeto".

 A los quince años, en 1575, se casó con Ferenc, que entonces contaba 20 años de edad. La ceremonia tuvo lugar con gran lujo en el castillo de Varannó (su nombre eslovaco es Vranov nad Toplou); incluso se invitó al emperador Maximiliano II, que no pudo acudir. Fue Ferenc quien adoptó el apellido de soltera de su esposa, mucho más ilustre que el suyo. Se fueron a vivir al castillo de Čachtice, en compañía de su suegra Úrsula y otros miembros de la casa.

El conde no pasaba mucho tiempo allí. La mayor parte del tiempo estaba combatiendo en alguna de las muchas guerras de la zona -empalando a sus enemigos-, lo que le mereció el apodo de "Caballero Negro de Hungría".

Existe un registro epistolar de cómo Ferenc y Erzsébet intercambiaban información sobre las maneras más apropiadas de castigar a sus sirvientes, esto era normal entre los nobles de la época. Las posesiones de esta pareja de nobles húngaros eran enormes, y se requería además un férreo control sobre la población local, de origen húngaro, rumano y eslovaco.

El matrimonio apenas se veía debido a las actividades guerreras del marido, así que no fue hasta 1585, diez años después del casamiento, que la condesa tuvo a su primera hija, Ana, y en los nueve años siguientes dio también a luz a Úrsula y Katherine. Finalmente, en 1598, alumbró a su único hijo varón, Pál.

En 4 de enero de 1604, el Caballero Negro de Hungría murió súbitamente de una enfermedad durante una de las batallas y dejó viuda a Erzsébet, quien para ese entonces tenía 44 años.

Fue a partir de ese momento que comenzaron -según los acusadores- sus crímenes. Una de las primeras decisiones que tomó la Condesa fue despedir a su muy odiada suegra del castillo, junto con el resto de los parientes Nádasdy. Las muchachas a las que Úrsula protegía en esos momentos fueron llevadas a los sótanos y allí recibieron los castigos que, en opinión de Erzsébet, se merecían.

La condesa se encontraba en una situación peculiar: por un lado viuda y por el otro, señora feudal de un importante condado de Transilvania, metida en todas las intrigas políticas de aquellos tiempos convulsos, pero sin ejército con que proteger su poderío.

Por la misma época, su primo Gábor I Báthory se convirtió en Príncipe de Transilvania con el apoyo económico de la riquísima Erzébet. Éste se metió pronto en una guerra contra los alemanes por complejas razones políticas. Tal situación ponía a la Condesa en peligro de ser acusada de traición por el Rey Matías II de Hungría. Viuda como era, se vio más vulnerable y aislada que nunca.

En los relatos, cuentan que por esa época fue cuando empezaron a escucharse rumores de que algo muy siniestro ocurría en el castillo. A través de un pastor protestante de la zona, llegan historias de que la dama del castilla practicaba la brujería (explícitamente, la magia roja) y para ello utilizaba la sangre de muchachas jóvenes -una típica acusación muy popular en la época, similar a las que se realizaban contra los judíos y disidentes-.

Matías ordenó a un primo de Erzsébet, el conde palatino Jorge Thurzó -enemistado con ella-, que tomara el lugar con sus soldados y realizara una investigación. Dado que la señora de Báthory carecía de fuerza militar propia, no hubo resistencia.

Según la investigación del conde Thurzó, hallaron en el castillo numerosas adolescentes torturadas en distintos estados de desangrado y un montón de cadáveres por los alrededores. En 1612 se inició un juicio en Bitcse. Erzsébet se negó a declarar su inocencia o culpabilidad, y no compareció, acogiéndose a sus derechos nobiliarios.

Quienes sí lo hicieron, por la fuerza, fueron sus colaboradores. Ficzkó, el mayordomo, testificó que en su presencia se habían asesinado como mínimo a 37 mujeres solteras de entre 9 y 26 años; a seis de ellas las había reclutado él personalmente para trabajar en el castillo. No obstante, la acusación se concentró en los asesinatos de jóvenes nobles, pues los de las siervas carecían de importancia. En la sentencia todos fueron declarados culpables, algunos de brujería, otros por asesinato y los demás de cooperación.

Todos los sirvientes y ayudantes de Erzsébet, excepto las brujas, fueron decapitados y sus cadáveres quemados; éste fue el destino de su colaborador Ficzkó. A las brujas Dorottya, Helena y Piroska les arrancaron los dedos con tenazas al rojo vivo "por haberlos empapado en sangre de cristianos" y las quemaron vivas. Erzsi Majorova, una burguesa de la zona acusada de cooperación, también fue ejecutada. Katryna, que con 14 años era la más joven de las ayudantes de Erzsébet, salvó la vida por petición expresa de una superviviente, aunque recibió cien latigazos en el cuerpo.

Pero la ley impedía que la condesa, una noble, fuese procesada. Así que fue encerrada en su castillo. Tras introducirla en su mazmorra, los albañiles sellaron puertas y ventanas, dejando tan sólo un pequeño orificio para pasar la comida. Finalmente, el rey Matías II pidió su cabeza por las jóvenes aristócratas que supuestamente habían muerto a sus manos, pero su primo el gran Príncipe de Transilvania, lo convenció para que retrasara el cumplimiento de la sentencia de por vida. Así es que la condenaron a cadena perpetua en confinamiento solitario. Esa pena implicaba también la confiscación de todas sus propiedades, lo que Matías había ambicionando desde tiempo atrás.

Erzsébet aguantó encerrada entre oscuridad, ratas, heces, suciedad, mugre corporal, piojos y un tremendo frío, casi cuatro años.

Todos se sorprendieron cuando a comienzos de agosto de 1614 solicitó modificar su testamento. Por la ranura por donde le entregaban la comida le pasaron un pergamino y una pluma. Escribió en medio de toda aquella oscuridad, nadie se explicaba cómo podía hacer aquello, en opinión de muchos, debió acostumbrarse a ver en esas condiciones después de aquellos años de encierro. Redactó con letra bonita y clara un testamento que otorgaba parte de sus bienes a su hija preferida, Katherine y a su marido György Homonna, aunque especificaba que éste debía cumplirse si seguían enviándole comida y si restituían parte de los bienes a su hijo Pál en el futuro.

Al expresar que quería comida estaba claro que no tenía deseos ni intención de morir, pero al solicitar escribir el testamento también indicaba que ella misma conocía sus límites. Karpelich András y Egry Imre fueron testigos de la veracidad del testamento.

Como siempre, a las dos semanas volvieron para depositar la comida, se escuchó una tos, pero como siempre, ni una sola palabra. A la semana siguiente Erzsébet ya no tenía fuerzas para seguir luchando.

El veintiuno de agosto de 1614 le depositaron su ración de pan y agua, pero horas después la comida seguía ahí. La llamaron por su nombre, pero no respondió. Decidieron hacer un pequeño agujero en el muro que tapiaba la habitación. Escucharon el aleteo de los murciélagos y tuvieron que taparse la boca a causa de las heces. Allí estaba, sentada en su sillón de cuerdo, envuelta en pieles, sin respirar. Erzsébet había muerto.

Dos testigos dieron fe de su muerte por causas naturales. El primero fue el secretario de Thurzó, György Zavodsky: "A 21 de agosto de 1614. Erzsébet Báthory, esposa del magnificente señor Conde Ferencz Nádasdy, viuda, tras cuatro años de detención en un calabozo en el castillo de Čachtice, condenada a prisión perpetua, ha comparecido ante el Juez Supremo. Ha muerto al anochecer, abandonada de todos."

El otro testigo, el letrado István Krapinai, escribió: "Erzsébet Báthory, esposa del alto Señor Ferencz Nádasdy, magistrado del Rey y Caballero Mayor, de estado viuda, infame y homicida, ha muerto en prisión en Čachtice. Muerta repentinamente, sin cruz ni luz, el 21 de agosto de 1614, por la noche".

Pretendieron enterrarla en la iglesia del castillo, pero los habitantes locales decidieron que era una aberración que la "Señora Infame" fuera enterrada en el pueblo, y además en tierra sagrada.

Finalmente, y como era uno de los últimos descendientes de la línea Ecsed de la familia Báthory, la llevaron a enterrar al pueblo de Ecsed, en el Noreste de Hungría, el lugar de procedencia de la poderosa familia. Todos sus documentos fueron sellados durante más de un siglo y se prohibió inclusive hablar de ella en todo el país.

Dos años después, las hijas y el hijo de Erzsébet fueron finalmente acusados de traición por el apoyo de su madre a la guerra contra los alemanes; Anna Báthory, una prima de la Condesa, llegó a sufrir tortura por este motivo en 1618, cuando contaba 24 años, pero sobrevivió. Finalmente la mayor parte de la familia Báthory-Nádasdy huyó a Polonia; algunos retornaron después de 1640. Un nieto sería ejecutado en 1671 por oponerse al emperador alemán.

Los Archivos Nacionales de Hungría conservan abundante documentación sobre ella, particularmente cartas personales y actas del juicio. Sin embargo, sus míticos diarios, al igual que su retrato original, se hallan en paradero desconocido.


EL COMIENZO DE LA LEYENDA


Aparentemente la locura y los asesinatos que se relatan y que dieron vida a la leyenda, empezaron en 1604 poco después de la muerte del marido de Erzsébet.

Ocurrió cuando una de sus sirvientas adolescentes le dio un involuntario tirón de pelos mientras la estaba peinando. Al principio tuvo mucha suerte, la condesa reaccionó golpeándola fuertemente en la nariz, cuando lo normal entre la nobleza de la época habría sido sacarla al patio para recibir cien bastonazos. Pero cuando la sangre salpicó la piel de Erzsébet, a ésta le pareció que allá donde había caído desaparecían las arrugas y su piel recuperaba la lozanía juvenil.

La condesa, fascinada, pensó que había encontrado la solución a la vejez y que siempre podría conservarse bella y joven.

Todas las leyendas sobre canibalismo aseguran igualmente que la sangre humana prolonga la juventud. Tras consultar a sus brujas y alquimistas, y con la ayuda del mayordomo Ficzkó y la corpulenta Dorottya, desnudaron a la muchacha, le hicieron un profundo corte en el cuello y llenaron un cuenco con su sangre. Erzsébet se bañó en la sangre, o al menos se embadurnó con ella todo el cuerpo, y probablemente la bebió, para recuperar la juventud.

Entre 1604 y 1610, los siervos de Erzsébet se dedicaron a proveerla de jóvenes entre 9 y 26 años para sus rituales sangrientos. En un intento de mantener las apariencias, habría convencido al pastor protestante local para que sus víctimas tuviesen entierros cristianos respetables. Pero cuando la cifra comenzó a incrementarse, éste empezó a manifestar sus dudas dado que morían demasiadas chicas por "causas misteriosas y desconocidas". Así es que la Condesa lo amenazó para que callase y ordenó enterrar en secreto los cuerpos desangrados. Ésta es, al menos, la versión de ese pastor, que fue quien la denunció "oficialmente" al rey Matías II a través de la curia clerical.

Más adelante, en la época en la que los errores de su primo Gábor I la pusieron en una delicada situación política, tomó la costumbre -según los relatos populares- de quemar los genitales a algunas sirvientas con velas, carbones y hierros por pura diversión. También generalizó su práctica de beber la sangre directamente mediante mordiscos en las mejillas, los hombros o los pechos. Para estas cuestiones privadas se apoyaba en la fuerza física de Dorottya Szentes, quien aunque ya mayor, seguía siendo muy capaz de inmovilizar a cualquier joven en la posición requerida.

En 1609 por la falta de sirvientas en la zona, como consecuencia de tantos crímenes, Erzsébet cometió el error que acabaría con ella: utilizando sus contactos, comenzó a tomar a niñas y adolescentes de buenas familias para educarlas. Algunas de ellas comenzaron a morirse pronto por las mismas "causas misteriosas y desconocidas". Esto no era raro en aquella época, con sus elevadísimas tasas de mortalidad infantil y juvenil, pero en el "internado" del castillo Čachtice el número de fallecimientos era demasiado alto.

Las víctimas en cuestión eran hijas de la aristocracia menor, por lo que sus muertes eran consideradas importantes. La bruja Darvulia la había prevenido que nunca tomara nobles, pero la anciana había fallecido algún tiempo atrás. Al parecer fue su amiga Erszi Majorova, viuda de un rico granjero que vivía en la cercana localidad de Milova, quien convenció a la condesa de que no pasaría nada.

Hacia el final, muchos cuerpos se ocultaron en lugares peligrosamente insensatos, como campos cercanos, silos de grano, el río que corría bajo el castillo, el jardín de verduras de la cocina. Finalmente, una de las víctimas logró escapar antes de que la matasen e informó a las autoridades religiosas. Esto era algo que había ocurrido varias veces en el pasado, con sirvientas; por ejemplo, en el otoño de 1609:

“..una joven de doce años llamada Pola logró escapar del castillo de algún modo y buscó ayuda en una villa cercana. Pero Dorottya y Helena Jo se enteraron de dónde estaba por los alguaciles y tomándola por sorpresa en el ayuntamiento, se la llevaron de vuelta al castillo de Cachtice por la fuerza, escondida en un carro de harina. Vestida sólo con una larga túnica blanca, la condesa Erzsébet le dio la bienvenida de vuelta al hogar con amabilidad, pero llamaradas de furia salían de sus ojos; la pobre ni se imaginaba lo que le esperaba. Con la ayuda de Dorottya, Ficzko y Helena Jo, arrancó las ropas de la doceañera y la metieron en una especie de jaula. Esta particular jaula estaba construida como una esfera, demasiado estrecha para sentarse y demasiado baja para estar de pie. Por su (cara) interior, estaba forrada de cuchillas del tamaño de un dedo pulgar. Una vez que la muchacha estuvo en el interior, levantaron bruscamente la jaula con la ayuda de una polea. Pola intentó evitar cortarse con las cuchillas, pero Ficzko manipulaba las cuerdas de tal modo que la jaula se balancease de lado a lado, mientras que desde abajo Dorottya la punzaba con un largo pincho para que se retorciera de dolor. Un testigo afirmó que Dorottya y Ficzko se dieron al trato carnal durante la noche, acostados sobre las cuerdas, para obtener un malsano placer del tormento que con cada movimiento padecía la desdichada. El tormento terminó al día siguiente, cuando las carnes de Pola estuvieron despedazadas por el suelo”.

Esta descripción de los relatos de la época tiene su parecido con otro artilugio de tortura utilizado por Báthory, llamado “Doncella de hierro”, el cual era una especie de sarcófago que reflejaba la silueta de una mujer y que por dentro tenía afilados pinches. El artilugio se abría para introducir a la víctima y luego encerrarla para que los clavos se le incrustaran en su cuerpo.


TIEMPOS OSCUROS


De acuerdo con las historias que circulan, está perfectamente documentado el juicio en el que fue procesada tras las investigaciones que realizó su enemigo político, el Primer Ministro de Hungría y protegido del rey Matías II, el conde Thurzó, donde testigos y cómplices pormenorizaron, ante todo, actividades de brujería. Pero la verdadera leyenda de esta mujer no comenzó a fraguarse hasta los siglos XVIII y XIX, cuando sus supuestas hazañas comenzaron a inspirar a escritores, que las propagaron con rapidez e imaginación.

El mito de la Condesa Sangrienta comenzó a extenderse de tal forma que en la actualidad no se puede saber exactamente hasta qué punto su feroz ocupación criminal fue producto de una gigantesca morbosidad que se retroalimentó. Una de las historias más conocidas en torno a Erzsébet era su costumbre de bañarse en la sangre de las adolescentes, con el fin de mantener la juventud y la belleza.

Los relatos de canibalismo, tendencias lésbicas y sádicas, promiscuidad sexual, entre otras desviaciones, se sumaron a la leyenda de Erzsébet; incluida la vampirización. Algo que por cierto se sumaba al folclore de la zona.

Históricamente los turcos tildaron a los húngaros de vampiros. Por esa misma razón no es difícil entender que fue justamente esa conjunción de sangre, engaño del paso del tiempo y Transilvania, la que inspiró y llevó a Bram Stoker a unir todas las referencias con las del belicoso Príncipe de Valaquia Vlad Tepes (transilvano de nacimiento) para crear su Drácula.

Hay relatos que aseguran que cuando tomaron el castillo, en la mazmorra encontraron a una docena de jóvenes que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. De debajo del edificio exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. Y dicen que el diario de Erzsébet contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas.

“Por todas partes había toneles de ceniza y aserrín usados para recoger la sangre que se vertía tan pródigamente en aquel lugar. Debido a esto, todo el castillo estaba cubierto de manchas oscuras y despedía un tenue olor a putrefacción”. Se decía que mientras su esposo estaba fuera, ella mantenía relaciones sexuales con sirvientes de ambos sexos, y se rumoreaba que cuando tenía sexo con chicas no era raro que las mordiese salvajemente.

Es innegable también que una mujer con semejante riqueza y viuda era un blanco fácil para sus enemigos. Fue justamente durante es época, el Renacimiento, en que se dio la mayor quema de brujas; al igual que la proliferación de la misoginia extrema vinculaba directamente de brujería  a mujeres con cualquier peculiaridad o desviación en el carácter.

Inclusive hay rumores que mencionan que hubo irregularidades en el juicio. Aparentemente sus damas de compañía no testificaron, hay que recordar que la propia Erzsébet Báthory se negó a comparecer, amparándose en su título nobiliario, pero todos sus sirvientes fueron interrogados y sus lacayos más allegados condenados a muerte tras confesar.

Por supuesto, es bien conocido que los nobles de la época tenían actitudes escasamente humanitarias hacia sus siervos, algo muy común durante la Edad Media y siglos posteriores, y por ello, Erzsébet Báthory, fue considerada una desalmada y cruel señora que seguramente torturó y mató a más de un sirviente, como hacían muchos nobles de la época.

Inclusive en los alrededores del castillo de Čachtice (actual Eslovaquia), residencia y tumba de Erzsébet se la llama todavía la Puta Húngara.

En ese mismo sentido, gran parte de los investigadores achacan -a modo de explicación- que los malvados instintos de Erzsébet se debían a la degeneración genética a la que habían llegado los miembros de esta familia debido a la endogamia, pues la única manera de mantener las posesiones era el matrimonio entre familias nobles húngaras.

A pesar que ha habido muchos movimientos para tratar de descubrir qué fue lo que ocurrió realmente -si fue tal como la describe la cultura popular o  solo fue víctima de una infamia política- hasta ahora ha sido prácticamente imposible saberlo.

Desde el punto de vista psiquiátrico, algunos profesionales aseguran que Erzsébet Báthory sería una anomalía que se sale del patrón común de todos los asesinos en serie conocidos.

Quizá fuera sádica y en consecuencia se aplicara especialmente a la hora de imponer disciplina, o incluso obligara a sus sirvientas a tomar parte en prácticas sadomasoquistas más o menos extremas, ninguna novedad para la nobleza de su tiempo, cuya impunidad y poder legal les permitía tratar a la servidumbre como quisieran.

También pudo haber sido realmente una torturadora y asesina en serie amparada en su estatus, que sólo se perdió cuando por falta de nuevas víctimas entre la plebe y cuando no tuvo más opción que recurrir a las hijas de la nobleza.

Sin duda, no deja de ser un personaje interesante del que continuamente escuchamos referencias y no todos sabíamos su historia y obsesión -o no- por mantenerse eternamente joven y ganarle al paso del tiempo. 





Fuentes:
http://condesabathory.blogspot.com.ar/
http://manuelcarballal.blogspot.com.ar/2012/09/isabel-bathory-cronica-de-una-infamia.html
http://escritoconsangre1.blogspot.com.ar/2008/02/erzebeth-de-bathory-condesa-sangrienta.html
http://elabrazodeloso.foroactivo.com/t135-mentes-perversas-iii-elizabeth-bathory-la-condesa-sangrienta
http://losotrosvampiros.blogspot.com.ar/2012/05/vampiro-castillo-elizabeth-bathory.html
http://www.taringa.net/posts/paranormal/12393395/La-historia-de-Erzsebeth-_Elizabeth_-Bathory.html
http://www.neoteo.com/leyendas-vlad-dracula-y-elizabeth-bathory
http://ladamadelosvampiros.blogspot.com.ar/2009/08/elizabeth-bathory.html
http://www.pasarmiedo.com/erzsebet_bathory.php
http://www.cecilgoitia.com.ar/la_condesa_sangrienta.htm
http://www.muyinteresante.es/isabel-bathory-la-condesa-sangrienta
http://escritoconsangre1.blogspot.com.ar/2008/02/erzebeth-de-bathory-condesa-sangrienta.html
http://dinastiashistoricas.blogspot.com.ar/2011/05/erzsebet-bathory-10-parte.html

Imagenes:
Mcfarlane faces of madness – Elizabeth Bathory
http://morganagotika.blogspot.com.ar/2010/03/elizabeth-bathory-biografia.html
http://evilladies.com/serial-killers/countess-of-blood-elizabeth-bathory/attachment/elizabeth-bathory-bathed-in-blood/
http://www.taringa.net/posts/noticias/11543345/Bathory-La-Condesa-Sangrienta.html
http://www.listal.com/viewimage/4186130h
http://www.cultture.com/44231-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-belleza-estetica-y-lucimiento-de-charlize-theron
http://es.paperblog.com/critica-de-cine-blancanieves-y-la-leyenda-del-cazador-1355116/


1 Vovoida: término de origen eslavo con el que se designaba al gobernador de una provincia aunque, en origen, se refería al comandante principal de una fuerza militar.


1 comentario:

  1. lo mas cercano que vi a la historia de la cenicienta encarnada en la madrastra , parece que la la sacaron de ahi

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